El director técnico de Laboratorios Cibeles afirmó, en entrevista con Agronegocios Sarandí, que “esa es la única manera de hacer un plan sanitario que pueda ser eficaz”.

“Lo que estamos promoviendo, con mucho énfasis, es que cada establecimiento pueda tener el resultado del Dilave (División Laboratorios Veterinarios del MGAP), de acuerdo a las muestras que pueda mandar a través de su veterinario, para que le evalúen la sensibilidad de la garrapata que tiene en su campo. Esa es la única manera de hacer un plan sanitario que pueda ser eficaz”, enfatizó el Dr Daniel Salada, director técnico de Laboratorios Cibeles.

En entrevista con Agronegocios Sarandí, el profesional comentó que “está muy bien rotar los principios activos, pero tenemos que saber con qué rotamos, porque tenemos que rotar con productos que funcionen en nuestro campo”.

“La garrapata se vuelve resistente a lo que más se haya usado”

Subrayó que hay que “tener certeza de los principios activos que se hayan usado en ese establecimiento, porque la garrapata se vuelve resistente a lo que más se haya usado”. Por lo tanto, consideró que “no es una buena idea rotar sin saber si funciona el producto al que estamos cambiando”.

Salada también señaló que “hace 40 años que veníamos usando los mismos productos, que eran cinco o seis principios activos; recién hace unos meses que apareció un principio activo nuevo”. Analizó que en todo este tiempo la garrapata “se fue adaptando a los productos que le fuimos poniendo adelante, y hoy la consideramos resistente a muchos de esos productos”.

Agosto es un mes clave

El director técnico de Laboratorios Cibeles explicó que la garrapata tiene un período en que es parásita, está 20 o 25 días arriba de la vaca, y otro tiempo en que la hembra se deja caer y pone en el suelo unos 3.000 huevos, y si se dan las condiciones climáticas favorables puede dejar 3.000 larvas. “Ese es el punto débil que le hemos encontrado a la garrapata, de acuerdo con estudios que se hicieron en 1985”, comentó.

Aquellas investigaciones, confirmadas en los últimos años, concluyeron que a partir de agosto, en años normales, se dan las condiciones climáticas para que toda garrapata que caiga pueda dejar descendencia.

“Con estos fríos que hemos tenido hubo lugares donde no se ha visto garrapata, pero también decimos que no hay que esperar a verla para tratar, porque sino llegamos tarde”, advirtió.

“Tenemos que evitar que en esa primera generación, en esa temporada que comienza en agosto, se vuelvan a poner en el campo infecciones de garrapata fresca”

Además, señaló que los animales están con pelo de invierno y eso hace “mucho más difícil verla”. Incluso planteó que a veces “es más fácil palparla en las mangas, tocando los animales, que verla”.

Por lo tanto, insistió en que el tratamiento debe “empezar temprano”, por la capacidad que tiene el parásito de dejar una descendencia de 2.500 a 3.500 larvas cada vez que desova y después muere.

“Tenemos que evitar que en esa primera generación, en esa temporada que comienza en agosto, se vuelvan a poner en el campo infecciones de garrapata fresca. Porque las larvas o huevos de garrapata en el campo pueden estar hasta un año en esas condiciones, sin alimentarse”, indicó.

“Hay que evitar, empezando a tratar temprano, que se siembren nuevas larvas, que se pueda volver a infectar el campo con larvas frescas, que nos van a complicar en las siguientes temporadas. Y hacer tratamientos con la frecuencia requerida en el campo”, insistió.

Escuche la entrevista completa:

 

Foto principal: Diario Cambio.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here