En el marco de los 60 años de la Dirección General Forestal del MGAP, entrevistamos a su director, el Ing. Agr. Carlos Faroppa.

“La bioeconomía es lo nuevo, que viene en función de que tenemos productos biológicos o biomasa, biocombustibles, biomateriales, biocombustibles, sólidos, líquidos”, planteó el director de la Dirección General Forestal, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Ing. Agr. Carlos Faroppa.

En entrevista con Agronegocios Sarandí, el jerarca destacó que “tenemos unas chances enormes, no con grandes inversiones”.

La Dirección Forestal está celebrando sus 60 años y prepara una actividad que se realizará en febrero en su vivero de Toledo.

La Dirección General Forestal este año está cumpliendo 60 años, ¿qué nos puede comentar al respecto?

Es parte de ese Uruguay que generó gente inteligente hace 60 años. Con la CIDE, la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico. El otro día hablaba con Enrique Iglesias, con el cual hay una relación familiar entrañable, y fue eso, gente muy inteligente, que pensó, a pesar de los 60, que eran años difíciles.

De ahí salió Opypa, la Dirección de Recursos Naturales, la Dirección Forestal. Es ese pensamiento a largo plazo que hoy estamos cosechando inteligentemente. Ese equipo, que era interdisciplinario y con formas de pensar muy diferentes, pero trabajó muy bien, retomamos hoy esa idea.

¿En ese momento el país ya tenía forestación?

A partir de ese diagnóstico importante se generan varias cosas. Se generó la Dirección Forestal, la carrera forestal en la Facultad de Agronomía, y  hubo una primera ley, que fue la que protegió nuestros bosques nativos. No solo promovió la forestación con un éxito relativo, sino que lo más importante fue que protegió el bosque y el Uruguay invirtió, y siguió con políticas constantes.

Si en algo Uruguay se diferencia de la región es en la certeza que va dando y las ha dado todo el tiempo. Cuando dijo que iba a proteger el bosque lo protegió y generó los incentivos, pero también generó los controles, y por eso el bosque nativo creció, según nuestras cartografías en el orden del 25% desde aquellos inicios, según imágenes del año 66 para acá.

Y tomamos eso con la modernidad de hoy, y hacemos un bono soberano a nivel mundial, tomamos deuda con indicadores ambientales, que es la emisión de gases balanceada contra PBI. Pero también incluye el único bono de este tipo que tiene superficie de bosque nativo. El compromiso es mantener o superar, y eso es innovador, pero también es porque tenemos bases sólidas.

“Si en algo Uruguay se diferencia de la región es en la certeza que va dando y las ha dado todo el tiempo”

Es una forma de cuantificar o monetizar esas cosas que hizo el Uruguay durante muchos años, dio beneficios ambientales a quien cuidara el bosque y presentara sus planes de manejo y los registrara, todo muy reglamentado.

Uruguay el único que presentó un plan, un esquema de certificación en la Unión Europea. ¿Por qué? Porque sus bosques están, y eso es tarea de un Ministerio de Ganadería, que trabajó durante 60 años. Hizo la tarea. No solo premió, sino que cuando hubo que castigar, castigamos.

Además, llegamos en tiempo y forma para lo que pretendía la Unión Europea originalmente.

Este trabajo surgió desde la Dirección Forestal. Inicialmente con el apoyo del ministro (Fernando Mattos) y del subsecretario (Ignacio Buffa). El subsecretario hizo un gran trabajo, empujándonos a todos. Lo que se hizo fue juntar esos bienes que generó el país, como los planes forestales, las superficies, los mapas, los planes de uso y manejo de suelo, porque lo que se mira es el cambio de uso de suelo.

Tenemos la Dirección de Recursos Naturales que también tiene una historia de más de 20 años de producir mapas de suelos, y en los últimos 10 de ejecutarlos. Y sobre todo el Sistema de Información Ganadera (SNIG). Uruguay es el único país que tiene un rodeo individualizado.

Uruguay hace bien los deberes en cuanto a documentar lo que hace y cómo lo hace.

Exacto. Ahora lo que había que hacer era implementarlo todo junto en un certificado. Esto es fruto de la apuesta de hace 60 años, estamos sacándole partido hoy. Es un diferencial muy difícil para otros países, en estas condiciones por lo menos.

¿Qué superficie tenemos de bosques nativos hoy?

Hoy tenemos unas 857.000 más o menos, creciendo lentamente. No podemos promover que crezca, porque ya creció, y lo que resta que crezca va sobre áreas productivas, es difícil. Pero hay sistemas de planes de restauración que estamos implementando, inclusive por esto de la Unión Europea, pero pasamos de un 4% a un 5% de superficie de bosque nativo.

La gente dice: ¿cómo va a crecer el bosque nativo si veo que se usa leña de monte o se vende? Pero todo eso está controlado.

Todo eso está controlado, no podemos negar que hay infracciones o que puede haber micro talas, pero esas talas son áreas muy pequeñas o sino son planes de manejo presentados en la Dirección Forestal, por un técnico, aprobados por los técnicos e inspeccionados.

Es un gran trabajo de perseverancia, de muchos años. Y lo que hicimos simplemente fue instrumentarlo mucho mejor, porque tenemos mejores herramientas. La dirección tiene las herramientas actualizadas que hoy están en el mundo, cartógrafos, gente que sabe leer muy bien las imágenes.

Y después vamos a campo y visitamos, pero vamos con un espíritu agrónomo extensionista. Explicamos, miramos, y si hay un problema la multa va a venir irreversiblemente, pero primero se inspecciona.

Es el gran espíritu del Ministerio de Ganadería, creo que es lo que ha preservado en el tiempo y es la buena amistad que hay, de relación con la gente de campo.

Además agrandamos nuestro banco de germoplasma, el viejo vivero de Toledo, que lo hemos modernizado, equipado. Es espectacular. Ahí vamos a hacer nuestro festejo de 60 años. En febrero vamos a festejar los 200 años de la parra que hay en el vivero, que es histórica, que Inavi se va a ocupar de identificarla mejor que nosotros.

Somos forestales, pero tenemos el orgullo de tener esa parra en un lugar que es monumento histórico, el edificio que lo hemos reconstruido mucho, y que tiene además un museo de la madera muy interesante adentro. Tiene muchas cosas ese vivero.

¿Es de acceso público?

Sí, es de acceso al público general, se venden plantas nativas y lo que estamos haciendo es ampliar la capacidad de laboratorio, que está mucho más equipado, y generar ese banco de germoplasma. Primero porque es nuestra reserva para distintos ecosistemas, poder restaurar, reproducir. Y por otro lado, generar el conocimiento de esa forma.

Probablemente hagamos algunos convenios con la Universidad de la República también, para ser un poquito más de aula dentro del del Ministerio.

¿Qué tipo de árboles nativos se venden?

De todas las especies nativas. Podemos vender semillas, que las tenemos y estamos aumentando la capacidad. Los más corrientes son los coronillas, los talas, pero también tenemos árboles muy bonitos, que pueden ir en un jardín. Siempre hay gente entrando, viendo y eligiendo, sobre todo se los llevan para las estancias, para los parques. Es un lindo paseo, está muy lindo como parque.

Además está sobre la ruta.

Sí, se entra por una avenida de palmeras, preciosa, que la estamos preservando a pesar al picudo (rojo).

¿Y cuál es el área de bosque implantado en Uruguay?

Estamos en 1.137.000 hectáreas. Eso es el 6% del área total del país, equivale también a un número de exportación muy importante, es el segundo o tercer rubro del país, dependiendo del año, y va a hacer creciente. También va está acercándose al 6% del PBI. O sea que en 6% del área se genera el 6% del PBI uruguayo.

¿Quiere decir que tenemos casi 2 millones de hectáreas con bosques?

Así es. Cuando estudiábamos este era un país que no tenía bosques. Hoy tenemos un país con bosque plantado y con mucho bosque nativo cuidado, o por lo menos preservado, que en el concepto nuestro es la sostenibilidad.

Eso después trae otra infinidad de proyectos. La sostenibilidad del bosque nativo nos da la sostenibilidad para lo que pueda ser nuestra producción exportable, pero también la bioeconomía.

Ahí es donde debe enfocarse Uruguay, porque es muy fuerte la posibilidad de la bioeconomía. Tenemos convenios, vamos a hacer uno con Alemania. Uruguay ya presentó sus proyectos y su estrategia.

Uruguay tiene una estrategia de economía circular. Se ha generado un centro de bioeconomía, que lo que hace es aportar fondos. No es una estructura, sino que aporta fondos para proyectos, para estudios.

“La sostenibilidad del bosque nativo nos da la sostenibilidad para lo que pueda ser nuestra producción exportable, pero también la bioeconomía”

La bioeconomía es lo nuevo, que viene en función de que tenemos productos biológicos o biomasa, biocombustibles, biomateriales, biocombustibles, sólidos, líquidos.

Tenemos unas chances enormes, no con grandes inversiones. Combustibles líquidos salidos de ahí o nuevos materiales sustitutos del plástico.

¿Con productos que salen del bosque?

Exacto.

La gente muchas veces se queda solo con la celulosa o con los chips que se exportan, pero hay detrás todo mundo vinculado con la agroindustria, más que importante y además con posibilidades de seguir creciendo.

Sí, digamos que la industria celulosa, yo participé en ella, es un primer paso. Había que plantar los árboles, esperar y creer en el futuro. Al principio había beneficios, hoy ya no.

Después empezaron a venir las industrias. La primera industria celulosa fue un gran indicador, porque el país estaba en plena crisis. Sin embargo, como el país siempre está haciendo los deberes bien y las cosas transparentes, significó que el Uruguay lo que dijo que lo plantó, lo plantó, se le controló a la gente porque cuando se pagaba subsidios o exoneraciones se les controlaba.

Y cuando llegó el momento de una crisis, como la de 2002, hubo gente que miró a Uruguay y vio que el país tenía una caja de ahorro enorme. Así comenzamos con la celulosa. Fue la primera gran inversión del país, la primera gran inversión en ese momento de Finlandia, y la (inversión) más grande industrial en esa época, en un país que estaba en una muy mala situación. Recordemos los números, eran terribles.

Después vinieron más inversiones en celulosa. El sector forestal tiene un sistema de cosecha que es altamente mecanizado. Todo el sistema de transporte, lo que tenemos hoy es comparable a los parámetros de países nórdicos. Sistema de cosecha, sistema de plantación. Y por supuesto las nuevas inversiones que están haciéndose, que es en transformación mecánica.

Es una nueva cultura de trabajo, con capacitación a la gente como nunca la hubo.

Es otra cultura de trabajo, es diferente, es muy profesional. Así me lo me lo ha reconocido gente del exterior, de Europa, que viene y me dice: me encuentro con algo que no lo sabía. Gente de Latinoamérica nos visita regularmente. Nuestro modelo demuestra que las cosas se pueden hacer bien. Además, prácticamente más del 95% del sistema forestal está certificado, las plantaciones, los procesos.

Agregarle hoy un certificado libre de deforestación es un papel más que va a ir en el contenedor, de información que se va con un paquete de celulosa. El día de mañana vamos a tener biocombustibles o biomateriales. Y sobre todo la industria de aserrado y laminado que viene.

Hay varios proyectos en ejecución, que van a aumentar mucho las exportaciones. Y no estamos hablando de industria química, estamos hablando de industria de madera sólida, que se transforma en tablas, parte de muebles, laminados, que generan otros subproductos que van a generarse.

“Uruguay exportó el año pasado U$S 3.000 millones, pero no para, va a crecer a U$S 4000 y a más, porque no es un tema de celulosa, es un tema de la circularidad de todos los procesos”

O sea, esto es circular, y ese es el gran desarrollo. Uruguay exportó el año pasado U$S 3.000 millones, pero no para, va a crecer a U$S 4000 y a más, porque no es un tema de celulosa, es un tema de la circularidad de todos los procesos.

Cuando hablamos de celulosas hablamos de miles de millones, cuando hablamos de esto es que cada inversión es del orden de U$S 120 millones o U$S 160 millones, eso equivale a un frigorífico nuevo. Piensen cuántas inversiones ahora en Melo van a haber, en Treinta y Tres, en Rivera y en Tacuarembó.

Todo lo que implica, además, para el desarrollo local, en zonas que por lo general no tienen demasiada capacidad para dar mano de obra.

Sí, y la capacitación de la gente que trabaja en forestación, que trabaja muy intensamente, en forma muy profesional, y con sistemas muy actualizados, de digitalización, de información.

En Uruguay fue cambiando el sector forestal. En cada década damos un salto generacional y debemos estar como en el cuarto cambio de cómo plantamos, cómo hacemos, cómo cosechamos.

Fray Bentos, cuando se instaló la primera planta, era una ciudad que se iba, y hoy tiene al lado de esa industria toda otra industria de servicios, de camiones, de estructura. Pero además se generó la UTEC, en el viejo Anglo, está el LATU, está UTU, hay un sector de conocimiento. Lo mismo pasó en el eje Rivera-Tacuarembó, y lo mismo va a pasar en el eje Melo-Treinta y Tres.

¿Y qué pasa con las casas de madera?

También generamos algo que en su momento fue bastante novedoso. En la primera Ley de Presupuesto generamos la Comisión Área de la Madera, integrada solamente por las cabezas de determinados ministerios, como Ambiente, Vivienda, Ganadería, Industria y los institutos, para generar información.

Se generaron cursos, se hizo una guía constructiva para casas unifamiliares o dos casas, entramados ligeros, y a su vez están viniendo industrias, porque el Ministerio de Vivienda las promovió, que están haciendo partes de prefabricados de muy buena calidad.

O sea que la madera se va a integrar en la construcción, total o parcialmente. Nuestra expectativa es que crezca. Cada casa puede llevar varios metros cúbicos de madera selecta.

Ahora vamos a elegir otro proyecto, porque hay que caracterizar mucho más la madera, conocerla más, pero el eucalipto es muy noble como madera de construcción.

Lo que hay que hacer es trabajar en diseño, ese es el secreto, y construir. Mevir hizo más de 200 casas de madera en este período, con sistemas constructivos probados, y hay otros emprendimientos también.

Y va a haber algunos edificios, que están siendo hechos en madera sólida, de varias plantas. Estuve en Finlandia cuando iba a dar clases y llegué a ver edificios de 20 pisos. Uruguay empieza a construir en altura tres, cuatro, cinco y seis pisos, eso es otro valor y es una vivienda de alta calidad. La calidad de vida dentro de una casa de madera es de gran confort y eso se va integrando.

En paralelo hubo países que desarrollaron una ley similar a la de Uruguay. Chile puede ser un caso exitoso, Brasil también . Brasil además es grande, tiene su mercado, y puede desarrollar además las máquinas, el diseño, los muebles.

“Mevir hizo más de 200 casas de madera en este período, con sistemas constructivos probados, y hay otros emprendimientos también”

Uruguay en su escala lo está haciendo exitosamente, países con mejores leyes, o más generosas, como Paraguay o Argentina, no lo tienen. Quizás ahora empieza el desarrollo allí, pero no hasta ahora.

Uruguay tomó eso en el año 87, cuando cambió la ley de zonas francas y la ley forestal. Esas son dos leyes que cambiaron el PBI del Uruguay. Podrá haber gente que opine que la zona franca sí o no, pero la verdad es que solo con un marco teórico como es una ley, cambió la economía del país.

Y alguien vinculado con la enseñanza, muy calificado, me decía: además salieron los centros CAIF en esa época. O sea, a veces es pensar bien, y después que el país acompañe para que la gente haga, y fue lo que pasó.

Uruguay también modernizó mucho la industria cárnica, que hoy es otra cosa, es un desarrollo enorme, el desarrollo agrícola, las nuevas tecnologías, todo en base a marcos teóricos bien ejecutados.

Uruguay pensaba que hace 30 años perdía la industria vitivinícola por el Mercosur, pero la modernizaron y una cantidad de emprendedores tomaron el ejemplo. Y hoy nos enorgullece ver una botella de vino uruguayo.

¿Está haciendo falta una suerte de instituto público-privado donde se manejen los temas vinculados con la promoción, la investigación, los controles, más allá de lo que hace el Ministerio?

En lo personal creo que sí. Ya lo hemos planteado. A raíz del acuerdo Uruguay-UPM hay unos fondos que tiene que poner la empresa para la iniciativa de estudio de la situación del río Negro y del bosque nativo, y la línea de base ambiental.

Pero también hay dos centros tecnológicos, uno se llama el Centro Tecnológico Forestal Maderero, que impulsa infinidad de proyectos. Y después está el Centro Tecnológico de Bioeconomía.

Son dos centros que, a costo cero, tienen que elegir a dónde van esos fondos para ayudar a proyectos, apoyados en las universidades o en los centros, en el LATU, INIA. No generar una nueva estructura, sino ser austero con el dinero, y darlo encaminado en eso.

Es lo que en inglés se llama think tank, tanque de ideas. Es por eso que la movilidad público-privada cada vez es más corriente en Uruguay, cada vez se la ve más, y creo que el instituto es una necesidad.

La Dirección Forestal puede hacer determinadas cosas, pero está dentro de un ministerio que se llama Ganadería, y eso pesa. Y lo digo después de cinco años de gestión. Entonces lo que hay que hacer es generar algo con más dinámica, o por lo menos no tan dependiente de un presupuesto, que en el Ministerio es bastante arcaico.

Quedan dos meses de gestión, ¿qué queda pendiente para quienes vayan a asumir?

Vamos a dejar todo un mapa de transición y una hoja de ruta para quien venga. Probablemente nos conozcamos, no tengo nombres. La Dirección Forestal se volvió parcialmente una consultora. Estamos hablando de cambio climático, de bosque nativo, de economía, de bioeconomía. La verdad es un grupo pequeño, pero fabuloso. Me acompañaron en las ideas, en el trabajo y lo último que estamos dejando es la digitalización.

A pesar de todo, la Dirección Forestal maneja en carpetas papel 5.000 proyectos de bosque nativo y otros tantos de forestación. El sistema nacional de información de bosque nativo ya está en producción, la migración ya está funcionando. Y ahora vamos a integrarlo con un proyecto europeo de bosque plantado.

En esta primera etapa cada uno irá con su información en un pendrive, y en el futuro lo cargará desde la página web directamente. Eso va a quedar funcionando, operativo, en producción, todo lo nuevo ya se va a cargar así, pero esas 5.000 carpetas hay que seguirlas pasando.

“si Uruguay tiene problemas de pobreza, que no parecen para nada aceptables, y problemas de trabajo, en el mundo forestal hay muchas soluciones”

Quien venga leerá la hoja de ruta y pondrá su impronta, eso es natural, y ojalá sea alguien joven, porque va a tomar esto y lo va a potenciar. Pero es una dirección que está en mucho mejor condición de lo que era, porque el equipo acompañó.

Yo paso a mi mundo privado, pero voy a estar siempre a la orden, porque los forestales nos tenemos que ayudar, en realidad los uruguayos debemos generar cosas.

Y si Uruguay tiene problemas de pobreza, que no parecen para nada aceptables, y problemas de trabajo, en el mundo forestal hay muchas soluciones. Ya ocupamos a más de 30.000 personas, ya se generan los mejores salarios del agro, están ahí siempre, entonces hay que hacer más e incorporarlo a la sociedad, a nuestra cultura, y ser orgullosos.

Me siento muy orgulloso de ser ingeniero forestal. Creo que los forestales debemos sentirnos orgullosos y tenemos que decir: esto lo estamos haciendo nosotros, estos sistemas de certificación, de conservación, con sostenibilidad, con carbono sumido, cumpliendo los protocolos y las metas del Acuerdo de París.

Uruguay es ejemplar. Siempre habrá gente que lo pueda criticar, siempre va a haber brechas o pequeños puntos, pero Uruguay está en una buena condición.

Consciente de que es un país pequeño, con pocos recursos, construyó teóricos muy fuertes. Hay que aprovecharlos, hay que seguir adelante y creo que quien venga lo va a hacer.

Escuche la entrevista:

 

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