Ignacio Abella, responsable del área de Investigación y Desarrollo de Lanas del SUL, analizó las ventajas del país como productor de esta fibra.
“Mucha gente valora a Uruguay por el ambiente productivo que tiene, con lanas que mayoritariamente son producidas a campo natural, en un ambiente de mucha biodiversidad”, comentó en Agronegocios Sarandí, el Ing. Agr. Ignacio Abella, responsable del área de Investigación y Desarrollo en Lanas, del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL).
Abella destacó que “está demostrado que se pueden producir lanas finas, de buena calidad, con buena resistencia. Son lanas que para muchos segmentos de vestimenta están demandadas, tanto en ropas que sean en hilados o en tejidos planos, para hombres o mujeres, invierno y verano, donde los atributos propios de la fibra juegan”.
Confirmó que los consumidores quieren saber cada vez más “cómo se producen esas lanas, cómo es el trato que se le da a las ovejas, todo lo vinculado al bienestar animal, al cuidado del ambiente a nivel productivo y también a nivel de procesamiento”.
Destacó que “tenemos buenas lana,s producidas en ambientes que están en equilibrio, que no los estamos afectando, con un buen bienestar animal”, aspectos que son considerados megatendencias en la actualidad. “Creo que Uruguay tiene buenas propiedades para cumplir” con estas demandas, señaló.
Mercado lanero
Abella analizó que “venimos de años en que la lana ha sido muy afectada por todo el freno que generó en la economía mundial el Covid. También surgieron oportunidades, porque cambiaron los consumidores que tienen mayor poder adquisitivo, y están dispuestos a pagar más por una fibra que es más cara que otras competidoras, como por ejemplo las sintéticas”.
Entre los atributos propios de la lana, como el hecho de ser natural, biodegradable, de tener todas las bondades como fibra, remarcó que además es producida de una manera amigable con el ambiente y “eso cuesta comunicarlo”.
A propósito, dijo que “son los esfuerzos de los productores, en diferentes países, como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Uruguay, donde están haciendo fuerza para promover esta noble fibra, pero no es de consumo masivo sino de nicho”.
“Entiendo que tiene mejores perspectivas de futuro”, concluyó.









