El experto en cambio climático, director de Climit, analizó el posicionamiento de la ganadería uruguaya ante las exigencias internacionales.
El ingeniero agrónomo Agustín Inthamussu es fundador de Climit (consultora uruguaya especializada en cambio climático y sostenibilidad). En entrevista con Agronegocios Sarandí, el experto dijo estar convencido que la producción sostenible va a jugar un partido decisivo en los commodities y su manera de producir. Además, coincide que en el futuro los temas climáticos serán decisivos para ganar mercados.
Cuando se le pide que se presente, el Inthamussu dice sin dudarlo que es hijo del Vasco Inthamoussu y Tucha. Que nació en Montevideo, pero vivió en Rivera; vino a estudiar medicina a la capital, pero se arrepintió y siguió los pasos de su padre, quien es ingeniero agrónomo forestal.
Mientras estaba terminando la carrera en la Universidad de la República, aprovechó un convenio que había con la Universidad de Talca, en Chile, y se fue a estudiar un semestre allá, donde se empezó a vincular con los temas del cambio climático. Después volvió a Uruguay y desde entonces su vida profesional se ha relacionado permanentemente a este asunto.
Ante la primera pregunta respecto de si el tema del cambio climático ha cobrado importancia en los últimos años, Inthamussu responde un contundente: Sí.
¿Está convencido de que hay cambio climático?
Estaba en una cena con amigos y justamente salió este tema. Me preguntaban si el cambio climático existe o no y sí estoy convencido de que existe y tenemos la oportunidad de hacer cosas para combatirlo. Y les comenté que podemos realizar acciones que son beneficiosas para la humanidad y tienen que ver con toda la revolución en energías renovables que hemos tenido, esto es impresionante.
Todavía hay mucho lugar para mejorar y también en otros sectores podemos empezar a hablar de cómo podemos mejorar el desarrollo humano, el desarrollo de la sociedad, siendo amigables con el ambiente.
En estos últimos años se ha señalado a la ganadería como una de las grandes responsables de las emisiones, de la contaminación ambiental, ¿cómo se debe abordar este tema?
Quizás deberíamos comenzar un poco antes, para contar qué es el cambio climático o por qué se origina. Desde la revolución industrial el hombre empezó a consumir combustible, a prender más máquinas.
Esto conlleva que a la atmósfera se emitan más gases. Esos gases, en mayor concentración, hacen que la energía que irradia la tierra no pueda desprenderse hacia fuera de la atmósfera. Ese es el efecto invernadero.
Si aumentamos esa concentración de gases se empieza a ver un calentamiento global que deriva en un cambio en el clima. Entonces, el uso de la energía ha sido una de las principales actividades que llevó a emitir más gases. Hoy estamos trabajando para que esa concentración de gases baje.
“El acuerdo de París es un compromiso mundial para que reduzcamos las emisiones y tratemos de sacar de la atmósfera todo ese carbono”
El protocolo de Kyoto, que después derivó en el acuerdo de París, es un compromiso mundial para que reduzcamos las emisiones y tratemos de capturar o sacar de la atmósfera todo ese carbono.
Los países, las empresas, las personas, pueden medir cuántos gases de efecto invernadero emiten y se miden en cinco sectores: el uso de la energía, los residuos, los procesos industriales, la agricultura y el uso de la tierra y cambio de uso de la tierra.
En la agricultura está incluida la ganadería; su actividad genera emisiones. Hubo un momento que sonó mucho en la sociedad un informe de FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), entre 2007 y 2008, que se llamaba la larga sombra del ganado.
Sí, culpando a la producción ganadera como la gran responsable de las emisiones de gases…
Se decía cuánto, qué cuota parte tenía la ganadería en las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo entero. Era alto, entonces la ganadería comenzó a ser cuestionada.
Es alto y puede ser alto en muchos países que tienen una ganadería poco eficiente o porque, por ejemplo, se destruye un bosque para generar una pradera para alimentar a un ganado. Pero hay que considerar, sin embargo, que si bien la ganadería es una actividad que genera emisiones, también genera alimentos.
Entonces, desde el acuerdo de París todos los países del mundo están comprometidos a reducir emisiones (Uruguay incluido), se habla de seguridad alimentaria y cómo preservar esos ecosistemas de donde surgen los alimentos.
Debemos tener presente que tenemos ganadería en Uruguay y en países vecinos el sector ganadero es muy importante. Se emiten gases de efecto invernadero, pero se producen alimentos.
Tenemos que trabajar en producir de forma más eficiente, y hacer que la producción de un kilo de carne cada vez sea responsable de la emisión de menos gases de efecto invernadero.
Alimentar al mundo con una producción ambientalmente amigable, que sirva para la sociedad, que nuestros productores puedan ser beneficiados por toda la producción, por todo lo que implica y rentable en los tres componentes de la sostenibilidad.
Con todo el desarrollo de la forestación y la implantación de praderas, además del campo natural, ¿Uruguay no está compensando lo que emite con la captura de carbono?
Claro, es verdad. Si miramos todo el país en su conjunto, y estos cinco sectores que mencionaba, el balance de gases de efecto invernaderos para Uruguay es de más emisiones que de captura. Hay captura por el bosque nativo, hay captura por las plantaciones forestales, por las praderas y campo natural, y otros ecosistemas como los humedales, por ejemplo.
Pero no es suficiente para controlar todas las emisiones que hay por la ganadería y lo que está pasando hoy en día es que se hace un análisis más predio a predio. En cada uno de los predios se hace un balance y resulta que en muchos de ellos hay más remociones que emisiones.
También hay que tener presente que no solo se habla de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también de otros elementos que hacen a la producción.
Hay un punto importante que puso de manifiesto el vicepresidente de INIA, Walter Baethgen, quien explicaba –corrígeme los conceptos técnicos- acerca de que el dióxido de carbono que emiten los motores, por ejemplo, van a la atmósfera pero demoran 1.000 años en desaparecer. Sin embargo, el metano, si bien tiene mayor impacto, en 10 años ya desaparece. ¿No es un punto a tener en cuenta que el proceso se revierta mucho más rápido?
Sí. Ahí entramos en otros conceptos que están sobre la mesa hoy en día y que están siendo evaluados. La ciencia evoluciona, y entonces se van entendiendo mejor ciertos procesos y se va teniendo un análisis más de perspectiva a largo plazo. La ganadería, por ejemplo, existió siempre y ahora estamos hablando de que es responsable de cierta parte de las emisiones. Pero si estaba antes y ahora también, ¿por qué la estamos responsabilizando ahora?
“Podemos frenar más rápido el cambio climático si cortamos la canilla del metano (…) hay un compromiso mundial más enfocado en el combate al metano”
Podríamos considerar que quizás antes había menos herbívoros, hoy hay más. Pero diferente es con el uso de combustible. Antes estaba enterrado ese combustible y hoy se está quemando y está en la atmósfera.
El metano, que es lo que emite la vaca cuando eructa, porque en sus estómagos entra pasto, se degrada y como producto en esa degradación sale metano. Ese metano es un gas de efecto invernadero, ese gas tiene alto poder de calentamiento, mucho más que el CO2. Entonces, hay que tener cuidado con el metano, es importante Tiene mucho más poder de calentamiento, como 1.000 veces más que el CO2.
Entonces por eso la vaca quizás esté siendo mirada con una lupa por la sociedad y la energía que emite CO2 no. Pero también es verdad que el metano tiene la posibilidad de eliminarse rápido de la atmósfera.
Podemos frenar más rápido el cambio climático si cortamos la canilla del metano, y es por eso que hay un compromiso mundial más enfocado en el combate al metano. Uruguay está dentro de ese compromiso de reducir 30% de las emisiones de metano al 2025. La pregunta y el desafío es: ¿cómo lo hacemos siendo más eficientes, produciendo más y mejor?
Su empresa, Climit, se ha proyectado internacionalmente y trabaja en cuatro continentes.
Tuve la posibilidad de trabajar en varios países, porque asesoro al Banco Mundial en varios proyectos que tienen que ver con carbono. También fui parte del panel de expertos de Estados Unidos para la revisión de inventarios de gases de efecto invernadero. Esto me permite ir una vez al año a Bonn, a la sede de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, integrarme con expertos de todas partes del mundo y revisar los informes que hacen estos países. También formo parte de la Universidad Católica. Como asesor del Banco Mundial me ha tocado estar en Indonesia, Etiopía, además de Nicaragua, El Salvador, Panamá, Perú, Colombia. Tengo varios trabajos hechos en Europa también.
Quizás muchas veces podemos pensar o tener la sensación de que Uruguay está muy adelantado en este tema y subestimamos a otros, que quizás han avanzado más que nosotros.
Chile, por ejemplo. Ellos se han preocupado por este tema hace mucho tiempo. Hoy tienen una Ley de Cambio Climático, que es reciente, donde regulan muchas cosas.
En Perú, por ejemplo, tienen un programa para que las empresas deban medir su huella de carbono y las reporten.
En otros países donde no es obligatorio igual hacen que las empresas midan su huella de carbono, para que después, en las compras estatales, el que tiene la huella de carbono ranquea mejor frente a otros.
En Colombia se puso un impuesto al carbono, que lo pagan los que importan y refinan petróleo. Obviamente se traduce en el precio del combustible, pero lo que también promocionaron es que, en vez de pagar el impuesto, los que tienen que pagarlo pueden comprar créditos de carbono de proyectos generados en Colombia. Los créditos de carbono son un mecanismo que facilitan el desarrollo de proyectos que contribuyen a la mitigación del cambio climático.
“A las empresas le va a costar pasar a una tecnología más avanzada, les va a costar cambiar la práctica, pero ese costo se paga con los créditos de carbono”
Son cada vez más las empresas que miden su huella. El primer paso es medirse, saber cómo están sus emisiones. El segundo paso, sabiendo las tuercas que hay que apretar, es mejorar la eficiencia energética, generar menos residuos.
De cualquier manera la empresa siempre va a estar emitiendo, porque hay cosas que no se pueden dejar de emitir, por ejemplo el uso de electricidad. En Uruguay, por suerte, la matriz energética es bastante renovable.
¿Cómo están las leyes en Uruguay?
Están bastante bien; ha evolucionado mucho. Tenemos planes de combate al cambio climático, tenemos estrategias, tenemos un montón de cosas, estamos trabajando. Por ejemplo, un programa en la Dirección Forestal trata de entender el comportamiento del bosque nativo, para usarlo como herramienta para combatir el cambio climático.
No hay ninguna ley, pero Uruguay está trabajando mucho en estos temas, incluso hay un impuesto al carbono en Uruguay, que lo pagamos cuando compramos la nafta. Una parte del Imesi se sustituyó por un impuesto al carbono y, de hecho, el valor del carbono en Uruguay es el segundo más alto del mundo.
En Suiza, donde el valor es el primero del mundo, el impuesto al carbono equivale a U$S 120 por tonelada, y acá estaba en U$S 118 por tonelada aproximadamente.
Recientemente recibí la noticia de que uno de nuestros proyectos en Colombia se aprobó y generó 500.000 créditos de carbono. Esa empresa lo necesitaba como financiamiento adicional para que el proyecto tuviera éxito. Estas 500.000 toneladas, que hoy en día se están comercializando a precios de entre U$S 10 y U$S 14, significan que la empresa va a recibir entre U$S 5 y U$S 7 millones por esos créditos de carbono.
¿Quién y cómo se regula el precio de los bonos de carbono?
No hay una reguladora cuando hablamos de crédito de carbono. Estas empresas que deciden ser carbono neutral lo hacen voluntariamente, nadie las está obligando, y compran créditos voluntariamente.
Lo que está pasando es que, puntualmente en este momento, hay poca oferta y mucha demanda. Muchas empresas quieren ser llamadas carbono neutral por un tema de imagen, de compromiso con el ambiente, de calificar mejor y que su empresa valga más.
Como no hay suficientes créditos de carbono para abastecerlas el precio está subiendo. Entonces, hay muchas oportunidades para desarrollar actividades y generar créditos de carbono en varios sectores, uno de ellos es el agro, y en Uruguay hay muchas opciones.
¿La tendencia es que el mercado del carbono siga subiendo?
Sí, la tendencia es que los créditos de carbono van a valer cada vez más. Entonces, cada vez se generan más oportunidades. La escala mínima para hacer un proyecto forestal, de ganadería regenerativa o de agricultura regenerativa es cada vez menor. A las empresas les va a costar pasar a una tecnología más avanzada, les va a costar cambiar la práctica, pero ese costo se paga con los créditos de carbono.
Se supone que en algún momento alguien va a estar controlando que bajes tus emisiones y que las neutralices…
A nivel privado quizás no haya tanta regulación, pero sí a nivel país. Con todos los acuerdos que tenemos y la preocupación de reducir las emisiones en el acuerdo de París, hay un permanente monitoreo. El mundo entero tiene que trabajar en reducir las emisiones.
¿Qué se puede esperar en cuanto a exigencias de Europa desde el punto de vista arancelario? ¿Puede que traten de evitar que entren ciertos productos? ¿Eso de alguna forma se puede imponer para los productos que exporta Uruguay a ese mercado?
Creo que sí. Hoy en día existe un mecanismo en Europa que regula la entrada de productos y las regula en cuanto a emisiones. Es un ajuste al carbono que hay en fronteras y hay pocos productos que están regulados. Empezaron con los más intensivos en cuanto a emisiones: el aluminio, el hormigón, el acero. Esos productos cuando llegan a Europa son ajustados por sus emisiones. Si se emitió mucho para producirlo, entonces se lo castiga por precio. Lo que quieren hacer en Europa es que no se generen fugas.
En Europa se preocupan por el ambiente, no quieren que empresas se vayan de Europa a producir en China, en India y contaminar allá, para luego volver a Europa a vender ese producto.
En el futuro también se pueden llegar a regular los commodities, los granos, los productos lácteos, la carne. Que se mida, que se le pida las emisiones de carbono al entrar, y si son altas se las va a castigar con una tasa. Pero creo que Uruguay está muy bien posicionado en esos términos. Igual hay lugar para mejorar, pero estamos relativamente bien comparados con otros países.
Hace poco en una presentación sobre este tema el Ministro de Ganadería (Fernando Mattos) dijo que tal vez en el futuro el hecho de trabajar en estos temas climáticos, en estos temas de captura o neutralización de carbono, deberían ser los decisivos para ganar mercados, y no por cuotas o por acuerdos, sino simplemente por hacer las cosas bien…
Lo suscribo. Me parece que por ahí pueden ir también las cosas en el mundo. No se sabe exactamente cómo va a evolucionar todo, pero podemos ganar mercados, podemos permanecer en mercados por haber medido la huella de carbono de nuestra producción y me parece que es importante.
Vea el video de la entrevista: