Matías Machado y Agustín Correa, investigadores del Instituto Pasteur, explicaron en qué consiste, cuáles han sido los resultados, cómo se producirá y cuál será su costo, entre otros detalles, en entrevista con Agronegocios Sarandí.
Agustín Correa es bioquímico y está dedicado profesionalmente al área de producción e ingeniería de proteínas. Matías Machado es bioquímico egresado de Facultad de Ciencias, con posgrado en Biología, especializado en Biofísica Computacional.
Ambos científicos, integrantes de la Unidad de Ingeniería de Proteínas del Instituto Pasteur, fueron entrevistados por Agronegocios Sarandí y explicaron en qué consiste, cuáles han sido los resultados, cómo se producirá y cuál será su costo, entre otros detalles.
La idea
Correa señaló que “cuando uno piensa en una proteína que viene de un patógeno, por ejemplo, es muy fácil hablar de antígenos y pasar a una vacuna”. Dijo que “se está viviendo una revolución en el área de ingeniería de proteínas, gracias a todos los avances en inteligencia artificial que ha habido, algo que comenzó en 2021”.

“Allí vimos que ahora teníamos la capacidad de avanzar más rápido en distintos temas relacionados con el desarrollo de vacunas. Así fue que, con Matías, tomamos la decisión de tratar de buscarle una solución a esta problemática, que es muy profunda para el país”, comentó.
Luego presentaron el proyecto a LAB+, un fondo de inversión que fundó el Instituto Pasteur con Ficus Capital, y fue uno de los cuatro seleccionados, lo que les permitió el desarrollo de la start up Scaffold Biotech, que comenzó a operar a fines de 2023.
Las primeras pruebas de campo
Machado relató que las pruebas de campo comenzaron con la Facultad de Veterinaria. La primera etapa fue en 2021 y 2022, cuando comenzaron a trabajar en esta idea de poder aplicar tecnologías innovadoras que se estaban desarrollando a nivel mundial para ver si podían resolver esta problemática relevante.
“Generamos las primeras formulaciones de la vacuna. Primero se hizo un diseño por computadora, después se evaluó a nivel de mesada de un laboratorio, pero eso seguía siendo una hipótesis. Hasta que en un momento dijimos: tenemos que saber si esto realmente es lo que esperamos. Agustín tiene un vínculo con Washington Benavídez, que fue el nexo con Facultad de Veterinaria, para que junto con un grupo de parasitólogos podamos hacer el primer ensayo a campo, con desafíos naturales durante la época de la garrapata, y eso fue entre 2023 y 2024”, comentó.

El experimento se llevó a cabo en un campo de un productor en Rivera, muy próximo a la frontera con Brasil, campos complicados, con forestación y multirresistencia. “Para que esto ande, tiene que andar en las peores condiciones, sino será más dificultosa su implementación como herramienta”, expresó.
En ese primer ensayo se evaluaron, en dos potreros, distintos grupos, animales vacunados y de control, inmunizados con placebo. “Se hizo un seguimiento, y también se hizo colecta de garrapatas que habían consumido sangre, para después analizarlas en laboratorio. No solo para ver el impacto de la vacuna, la presencia de garrapata sobre el animal, sino a su vez en el ciclo reproductivo, la puesta de huevos y cuántos de esos huevos dan lugar a larvas”, explicó.
Cambios en la formulación y mejora de la efectividad
En el primer ensayo la eficacia fue de 76% en todo el grupo vacunado. “Lo que siempre pasa, y lo vimos en la pandemia, es que hay individuos que se enferman más y otros menos, y que responden mejor o peor a las vacunas. Ahí nos preguntamos: ¿Qué pasa si miramos los animales que tuvieron mejor respuesta inmune frente a la vacuna? Y cuando hicimos el análisis solo para ese grupo, nos dimos cuenta que ahí aumentaba considerablemente la eficacia. Vimos que había una ventana de oportunidades de mejora en la formulación, que fue lo que hicimos en el siguiente año”, indicó.
A partir de allí se trabajó en el diseño de la molécula activa de la vacuna y, a su vez, cambiaron algunos componentes de la formulación; y se probó entre finales de 2024 y principios de 2025.

“De los meses que estamos evaluando (febrero, mazo, abril y mayo), tenemos un promedio de eficacia, considerando todos los aspectos biológicos de reproducción de la garrapata, que están en el orden del 90%”, destacó.
Esta segunda evaluación también se realizó en Rivera, pero en otra localidad. También era un campo forestal, con problemática de garrapata y presencia de multirresistencia.
Correa explicó que, “cuando uno calcula la eficacia, es una ecuación que tiene tres componentes: el número de garrapatas, la cantidad de huevos que pone cada garrapata y el porcentaje de eclosión de esos huevos”.
Indicó que, “cuando se habla de 90% de eficacia no es que en vez de 100 garrapatas sobre el animal vamos a tener 10. El impacto afecta todo el ciclo de la garrapata. Se eliminan algunas que están sobre el animal, pero las que no se eliminan, cuando bajan al campo van a poner menos huevos, y además esos huevos van a eclosionar menos. Entonces, vamos teniendo un impacto en las generaciones de la garrapata”.

Objetivo
Correa expresó que el impacto esperado es ir bajando la carga de garrapata en el campo a lo largo del tiempo, y por eso dijo que “es importante tener el concepto de control integrado”. Puntualizó que esta “no es una herramienta donde uno viene y aplica solo la vacunación y nada más, sino que siempre entra en un contexto de un plan integrado, donde también va a utilizar acaricidas”.
Destacó que en este último experimento se controló muy bien la infestación por garrapata. Señaló que la última aplicación de acaricida fue a finales de octubre y “nos encontramos con que el grupo vacunado no tenía garrapata a finales de marzo; recién en abril empezaron a levantar de nuevo. Ahí te marca que es momento de aplicar el plan integrado, con un acaricida o una revacunación”.

Valoró que “en un campo forestal, de una zona complicada, permitió controlar esa situación, con un manejo bastante sencillo en los meses de verano; mientras que en el grupo de control aumentó considerablemente la garrapata, además de problemas asociados a una alta infestación, como la aparición de bichera, cosas que no se vieron en el grupo vacunado”.
Ensayo en condiciones controladas
También comentó que se está realizando un ensayo en condiciones controladas, para determinar la eficacia de la vacuna, pero en lugar de ser por infestaciones naturales, a campo, se hace en el Dilave (Dirección de Laboratorios Veterinarios, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca). “Se hacen infestaciones controladas, se inocula un número conocido de larvas de garrapata y se hace el mismo procedimiento”, indicó.
Agregó que ese “es un ensayo muy importante para nosotros, porque al ser en condiciones controladas nos permite tener un valor definitivo de eficacia, además de que ese será un requisito para el futuro registro del producto. Esperamos tener resultados en los próximos meses”.

Escala piloto
El siguiente paso será evaluar la vacuna en una escala piloto, ya no de decenas de animales sino de miles. “Para ello entramos en contacto con las autoridades del MGAP, donde está el compromiso para trabajar en conjunto en la inmunización de unos 6.000 animales localizados en distintos establecimientos en el territorio uruguayo, para que cuenten con esta herramienta en la próxima temporada de garrapatas, y poder confirmar estos resultados, enfrentando a la vacuna a distintas condiciones, ecológicas, de situaciones de infestación y demás”, dijo Correa.
Agregó que ¡si los resultados son buenos, para el año que viene habrá que masificarlo, estamos hablando de otro número de dosis”. Dijo que se está construyendo una planta piloto en el Instituto Pasteur, pero “para la etapa más masiva estamos iniciando contactos con otras empresas que tengan esa capacidad, y cuando llegue el momento podamos avanzar”.
Afirmó que el objetivo es que, “si esto se demuestra que anda, termine llegando al productor”.

¿Cómo funciona la vacuna?
Machado expresó que “es contraintuitivo pensar en una vacuna para algo que está fuera del cuerpo” del animal. Pero argumentó que “la garrapata está en íntimo contacto con el animal, está prendida, tomando sangre”. Explicó que “lo que hace la vacuna es generar una respuesta inmune, una defensa, asociada con celular o anticuerpos que están en la sangre del animal, dirigida a componentes específicos, que en este caso están en el intestino de la garrapata”.
Entonces, “cuando la garrapata toma la sangre del animal, va a estar tomando esos anticuerpos, esas células inmunes, que le van a terminar generando un daño. Por ahí viene el daño, que se traduce en una reducción de la vitalidad del parásito y también la pérdida de fertilidad, bajando la cantidad de huevos que pone, e incluso se puede traspasar a la próxima generación”.
Insistió que “para que la vacuna funcione la garrapata tiene que estar arriba del animal, porque no es un repelente”.

Además, sostuvo que complementa otras herramientas, como los acaricidas, porque donde primariamente actúa la vacuna es en la población que está en el campo, en las garrapatas que caen y dejan descendencia.
“El 5% de las garrapatas que hay en un campo son las que están sobre el animal, y es lo que se ataca cuando se emplea un acaricida. Por lo tanto, el 95% de las garrapatas están en el campo, por eso pasa que se baña un animal, y al poco tiempo se llena de vuelta. Entonces, la idea de la vacuna es atacar lo que no estoy viendo, la descendencia que va a dejar. El 90% de eficacia está asociado al impacto en la descendencia”, detalló.
Y afirmó que “si esto se hace a lo largo del tiempo, va a haber un efecto donde paulatinamente vamos a ir reduciendo la población de garrapatas en el campo”.
Efectos adversos y categorías
Correa aseguró que “prácticamente no existen efectos adversos”, de la vacuna porque “se utilizan adyuvantes acuosos, que son bastante bien tolerados por el animal”.
En cuanto a las categorías, comentó que “lo más joven que hemos vacunado fueron de 6 meses, y la toleran sin ningún inconveniente”.
Costos de la investigación
A propósito de los costos de esta investigación, Correa comentó que los fondos de LAB+ sirvieron para el inicio de la start up y para el desarrollo de las tareas fueron de unos U$S 750.000.
Después, a través de varias herramientas de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), sirvieron para distintos objetivos del proyecto, como la contratación de personal, entre otros, y parte de patentamiento. Estos presupuestos sumaron casi U$S 300.000. Y agregó que también hubo fondos propios, de la Unidad de Ingeniería de Proteínas.

Por lo tanto, estimó que el presupuesto total del proyecto se ubica en unos U$S 1,050 millones. “También teníamos mucho camino recorrido, en la preparación, entonces fue todo muy rápido y eficiente”, dijo.
Machado consideró que, “más allá del monto, lo que tiende a pasar con las investigaciones que surgen del lado académico es que en el momento incipiente de la idea el capital para impulsarlo no es tan grande. De hecho, nosotros usamos fondos propios para poder impulsar esto”.
Y destacó que “tuvimos la suerte que una vez que vimos que esto tenía potencial se estaba formando este fondo inversor, que ciertos resultados acompañaron”.
Precio de venta al público y dosis
Consultado sobre qué estimaciones tienen respecto al precio de venta al público, Correa respondió que “es algo que todavía lo estamos afinando, pero por el tipo de tecnologías que utilizamos, son muy efectivas, entonces los costos son muy competitivos, incluso a la escala económicamente ineficiente en la que estamos trabajando hoy”. Y agregó que “obviamente que escalando la producción permitiría mejorar aún más estos costos”.
“por el tipo de tecnologías que utilizamos, son muy efectivas, entonces los costos son muy competitivos, incluso a la escala económicamente ineficiente en la que estamos trabajando hoy”, dijo Correa.
Sobre las dosis y frecuencia de aplicación, Machado comentó que “estamos manejando tres dosis al año para la primovacunación, o sea cuando los animales no han tenido inmunización. Y después va a requerir reinmunización. Eso puede estar coordinado con las temporadas de la garrapata”.
Agregó que “lo que se ha hecho con otras vacunas es una reinmunización cada 6 meses, es parte de lo que vamos a estar estudiando, en función de las características particulares del país”.
E informó que las primeras inmunizaciones con el MGAP comenzarán en noviembre de 2025.

Antecedentes
Consultado sobre los antecedentes, Machado indicó que “ya existen varias vacunas”. Repasó que en la década de los 90 apareció la primera, de origen australiano, y más o menos al mismo tiempo hubo una vacuna cubana. “De hecho, la vacuna cubana es la que está comercialmente activa en varios países de Centroamérica. Y más recientemente aparecieron algunas iniciativas en México también, que se están comercializando”, comentó.
Pero planteó que “el problema que esencialmente han tenido las vacunas, y de por qué no tenemos esas vacunas acá, está asociado a la eficacia que tienen, que es muy variable de país a país, y a veces de predio a predio”.
“Buscamos moléculas que nos permitan una eficacia más homogénea, que no sirva solo en Uruguay sino en todos los países”, expresó Machado
Si bien su mecanismo de función es el mismo, y la lógica detrás también, “claramente hay una variabilidad genética”. Comentó que se han probado varias en Sudamérica, con eficacias muy pobres, y muy variables; en algunos casos hasta de 0% de eficacia, o menor al 50%.
“Cuando comenzamos con esto pensamos en nuevas estrategias, con tecnologías novedosas, como la inteligencia artificial y demás, que han valido el Premio Nóbel de Química en 2024. Buscamos moléculas que nos permitan una eficacia más homogénea, que no sirva solo en Uruguay sino en todos los países”, expresó.









