La empresa agropecuaria debe invertir en activos biológicos y bienes de uso para obtener su producción. En nuestro país con un mercado de capitales con escaso desarrollo y en una coyuntura de rentabilidad baja o nula, para financiar sus inversiones el productor requiere de préstamos bancarios. Así comienza una columna de análisis Natalia Silva, Socia Gerente de Consultoría de Carle & Andrioli Contadores Públicos, que se reproduce a continuación. El título corre por cuenta del editor de este portal.
Los créditos bancarios al sector agropecuario, de acuerdo a información del Banco Central del Uruguay, en los últimos ocho años, presentan la siguiente evolución:
El quinquenio 2010-2014, impulsado por el dinamismo del agro mostró un crecimiento de las deudas financieras sostenido e importante, con una tasa promedio anual superior a 20%. En el mismo período la morosidad media se situó en niveles bajos (1%).
En 2015 se desacelera el crecimiento del endeudamiento bancario del agro y actualmente presenta dos características relevantes: es alto y tiene mayor morosidad.
El endeudamiento global del sector se triplicó en la última década y hoy representa 74% del PIB agropecuario. A nivel de cada productor la presión del endeudamiento está dada por el nivel alcanzado y su capacidad de generar fondos, siendo los subsectores con mayor dificultad los lecheros y arroceros, que durante la última zafra tuvieron que recibir nuevamente la asistencia de Fondos de Financiamiento.
La mitad de los préstamos del agro corresponden a los subsectores ganadería y agrícola-ganadero, mientras que el endeudamiento de los productores lecheros y arroceros tiene una participación de 14% y 7% respectivamente.
Los problemas de rentabilidad afectan la capacidad de generar fondos de los productores para atender su servicio de deuda y determinan incremento de los créditos vencidos y baja de categorización crediticia de varias empresas del sector e incluso algunas solicitudes de concurso. El porcentaje de los créditos vencidos del agro es ahora superior a 5%, consolidando la tendencia al alza de los últimos tres años y superando la media de morosidad del sistema bancario.
En este marco el productor enfrenta mayores dificultades para acceder a financiamiento y se confirma el estancamiento de los préstamos al sector, en el orden de los U$S 2.400 millones. Con relación a un año atrás el crédito bancario al sector agropecuario bajó en el orden del 3%.
Están Incidiendo en la oferta de crédito al agro factores como políticas de riesgo de los Bancos respecto al sector y expectativas sobre el repago de los productores. Por el lado de la demanda de crédito inciden los flujos de fondos esperados y las decisiones de inversión y endeudamiento más prudentes.
El escenario para el financiamiento bancario del agro en esta nueva zafra será menos accesible, algo más caro y con mayor requerimiento de garantías y cumplimiento de compromisos.
Foto: cabaña El Baqueano