Tras haber disminuido de forma constante durante más de una década, vuelve a aumentar el hambre en el mundo, que afectó a 815 millones de personas en 2016 -el 11 % de la población mundial-, según la nueva edición del informe anual de la ONU sobre seguridad alimentaria y nutrición publicada este viernes 15, en esta oportunidad con la participación, por primera vez, de Unicef y la Organización Mundial de la Salud. Al mismo tiempo, múltiples formas de malnutrición amenazan la salud de millones de personas.

El referido incremento –de 38 millones de personas más respecto al año anterior- se debe en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima, según explica “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017”.

Unos 155 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica (estatura demasiado baja para su edad), según el informe, mientras que 52 millones sufren de desnutrición aguda, lo que significa que su peso es demasiado bajo para su estatura. Se estima además que 41 millones de niños tienen sobrepeso. La anemia en las mujeres y la obesidad adulta son también motivo de preocupación. Estas tendencias son consecuencia no sólo de los conflictos y el cambio climático, sino también de profundos cambios en los hábitos alimentarios y de las crisis económicas.

El informe es la primera evaluación global de la ONU sobre seguridad alimentaria y nutrición que se publica tras la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo es acabar con el hambre y todas las formas de malnutrición en 2030 como una de las principales prioridades de las políticas internacionales.

CONFLICTO Y CAMBIO CLIMÁTICO

El documento apunta a los conflictos –cada vez más agravados por el cambio climático- como uno de los principales motivos del resurgir del hambre y de muchas formas de malnutrición.

“En la última década, el número de conflictos ha aumentado de forma dramática y se han vuelto más complejos e irresolubles por su naturaleza”, afirman los responsables de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su prólogo conjunto al informe. Subrayan que algunas de las tasas más elevadas del mundo de niños con inseguridad alimentaria y malnutrición, se concentran ahora en zonas de conflicto.

“Esto ha hecho saltar alarmas que no podemos ignorar: no acabaremos con el hambre y todas las formas de malnutrición para 2030 a menos que abordemos todos los factores que socavan la seguridad alimentaria y la nutrición. Garantizar sociedades pacíficas e inclusivas es condición necesaria para ese objetivo”, aseguran los dirigentes de la ONU.

La hambruna golpeó diversas zonas de Sudán del Sur durante varios meses a principios de 2017, y existe un grave riesgo de que vuelva a producirse allí, así como de que aparezca en otros lugares afectados por conflictos, en especial el noreste de Nigeria, Somalia y Yemen.

Los expertos advierten que incluso en regiones que no sufren de tanta violencia, las sequías o inundaciones -ligadas en parte al fenómeno climático de El Niño-, así como la desaceleración económica mundial, han llevado también a un deterioro de la seguridad alimentaria y la nutrición.

CIFRAS CLAVE

Hambre y seguridad alimentaria

La cifra total de personas que padecen hambre en el mundo asciende a 815 millones:

En Asia: 520 millones

En África: 243 millones

En Latinoamérica y el Caribe: 42 millones

Porcentaje de la población mundial víctima del hambre: 11 %

Asia: 11,7%

África: 20% (En África occidental, 33,9%)

Latinoamérica y el Caribe: 6,6%

Distintas formas de malnutrición

Niños menores de 5 años que sufren desnutrición crónica (estatura demasiado baja para su edad): 155 millones

De ellos, viven en países afectados por distintos niveles de conflicto: 122 millones

Niños menores de 5 años afectados por desnutrición aguda (peso bajo para su estatura): 52 millones

Número de adultos obesos: 641 millones (13% de todos los adultos del planeta)

Niños menores de 5 años con sobrepeso: 41 millones

Cifra de mujeres en edad reproductiva afectadas por anemia: 613 millones (alrededor del 33% del total)

Impacto de los conflictos

De los 815 millones de hambrientos del planeta, 489 millones viven en países afectados por conflictos

La prevalencia del hambre en los países afectados por conflictos es entre un 1,4 y un 4,4 % más alta que en otros países

En contextos de conflicto agravados por condiciones de fragilidad institucional y ambiental, esa prevalencia es entre 11 y 18 puntos porcentuales más elevada

Las personas que viven en países afectados por crisis prolongadas tienen casi 2,5 veces más probabilidades de padecer subalimentación que las que viven en otros lugares.

MÁS HAMBRE EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

El número de personas que sufre hambre en América Latina y el Caribe aumentó en 2,4 millones de 2015 a 2016, alcanzando un total de 42,5 millones, según el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2017.

“El hambre está aumentado en América Latina y el Caribe por primera vez en la última generación. Esto es inaceptable y todos los latinoamericanos y caribeños deberíamos sentirnos personalmente ofendidos por este retroceso. No podemos dar un paso atrás, poniendo en riesgo la salud, el bienestar o incluso la vida de miles de personas”, dijo el Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué.

El nuevo conjunto de datos muestra que el hambre en 2013 afectaba a 39,1 millones de personas (6,3 % de la población regional), subiendo a 40,1 millones en 2015 (6,3 %) y alcanzando 42,5 millones en 2016, el 6,6 % de la población regional.

Si bien los niveles de hambre siguen siendo bajos en América Latina y el Caribe en comparación con el resto del mundo en desarrollo, hay señales claras de que la situación se está deteriorando.

Este retroceso es especialmente fuerte en Sudamérica, donde el hambre creció de 5 % en 2015 a 5,6 % en 2016, lo que explica la mayor parte del aumento del hambre en la región.

Aunque el hambre no aumentó en el Caribe, la subregión sigue teniendo la mayor prevalencia de hambre en la región: 17,7 %.

“América Latina y el Caribe solía ser un líder mundial en la reducción del hambre. Ahora estamos siguiendo la preocupante tendencia mundial”, dijo Berdegué.

LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA GOLPEA LA REGIÓN

Según el Representante Regional de la FAO, la desaceleración económica de la región, producto de la caída de los precios de los commodities que exporta la región y de la contracción económica mundial, ha impactado la seguridad alimentaria de América Latina y el Caribe.

“La contracción económica impacta sobre el empleo y el ingreso de las personas. Además, afecta los ingresos fiscales, con los consiguientes ajustes que reducen la capacidad de los gobiernos de mantener sistemas de protección de los hogares en condición de pobreza o vulnerabilidad”, explicó Berdegué.

El aumento del precio de los alimentos, también es un factor que podría estar incidiendo en las tendencias observadas, señaló Berdegué

La existencia de conflictos prolongados es una de las principales causas del hambre resaltadas en el informe. A nivel mundial, 19 países enfrentan crisis prolongadas y más de la mitad de las personas que padecen hambre – 489 millones– viven en países afectados por conflictos.

NIVELES DE DESNUTRICIÓN INFANTIL CRÓNICA MEJORAN

Una buena noticia, sin embargo, es que entre 2005 y 2016, la mayor parte de las regiones del mundo lograron reducciones en la desnutrición crónica infantil, con los mayores progresos en Asia y también en América Latina y el Caribe.

A nivel regional, la desnutrición crónica infantil cayó del 15,7 por ciento en 2005 a 11% en 2016. Este importante progreso se observó en todas las subregiones en el mismo periodo: en Centroamérica bajó de 21,9 % a 15,4; en Sudamérica cayó de 13,5 % al 9,5 %; mientras que en el Caribe, disminuyó de 8,6 % a 5,3 %.

Al respecto, Berdegué señaló: “Esta es una estupenda señal en medio del panorama general negativo. Es muy probable que algunas políticas públicas dirigidas a la infancia, expliquen este buen resultado. Me refiero, por ejemplo, a los programas de alimentación escolar y a la expansión en muchos países de la cobertura de los sistemas de cuidado de las niñas y los niños de menor edad.”

Sin embargo, es importante destacar que las tasas de desnutrición infantil aguda, siguen siendo excesivamente altas en algunas regiones del mundo, aunque se mantienen muy bajas en América Latina y el Caribe, donde solo el 1,3 % de los niños y las niñas menores de cinco años en 2016 sufría desnutrición aguda.

Esta cifra es ligeramente superior en el Caribe (3 %), pero inferior al promedio regional en Centroamérica (0,9 %), mientras que en Sudamérica afecta al 1,3 %.

Dato: El informe de este año es una publicación conjunta de la FAO, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de los Alimentos (PMA).

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here