El primer mandatario intenta recomponer la imagen internacional del producto, tras conocerse el resultado de la investigación denominada Carne Fraca, que probó el otorgamiento de permisos a frigoríficos que no fueron debidamente inspeccionados por organismos oficiales.
El presidente Michel Temer invitó a una churrasquería en Brasilia a sus ministros y a embajadores de los países que importan carne desde Brasil. El mandatario aseguró tras la cena que los embajadores comentaron que harán las gestiones correspondientes para transmitir tranquilidad a los consumidores de la carne brasileña.
Sin embargo, Rodrigo Carvalho, gerente del restaurante que recibió a las autoridades, informó a Globo.com que en la cena no solo se sirvieron carnes brasileñas sino también importadas de Australia.
Luego se desdijo y expresó que si bien el restaurante trabaja con carnes importadas, más del 80% del producto tiene origen brasileño, y que en la cena de Temer y sus invitados solo se sirvió producto nacional.
El mismo domingo Temer se reunió con sus ministros para analizar el alcance de la investigación de la Policía Federal, denominada Carne Fraca (carne débil), donde se demostró un sistema de otorgamiento de licencias a frigoríficos que no fueron debidamente fiscalizados por organismos sanitarios oficiales.
Más temprano, el ministro de Agricultura brasileño, Blairo Maggi, dijo en conferencia de prensa que el sistema de fiscalización oficial es fuerte y robusto, pero no infalible.
Por su parte, el secretario de Defensa Agropecuaria del Ministerio de Agricultura, Luiz Eduardo Pacifici Rangel, expresó que en los análisis realizados por el gobierno se constató que no existe riesgo sanitario en el país.
El embajador de la Unión Europea en Brasil, Joao Gómes Cravinho, expresó que la situación es preocupante; y por otra parte, el gobierno de Estados Unidos informó que está monitoreando la situación.