Un estudio realizado durante casi cuatro décadas entre trabajadores rurales de los Estados Unidos concluyó que no hay un vínculo consistente entre la exposición al herbicida y el cáncer.

Científicos estadounidenses estudiaron el impacto de varios productos en granjas y fincas en donde es común el uso de glifosato para fines agrícolas. El trabajo comprendió a 54.251 usuarios de herbicidas, de los cuales 44,932 usaron glifosato: en ellos, no hubo una evidencia de enfermedades o tumores.

Las principales conclusiones del trabajo se publicaron en la revista del Instituto Nacional del Cáncer del país del norte. Se subrayó allí que no hay asociación entre el herbicida con tumores o linfomas malignos. El estudio señaló que había “alguna evidencia sobre un riesgo mayor” de un tipo de leucemia aunque ese vínculo no era “estadísticamente significativo”.

Concretamente se indica que hubo evidencia de incremento en el riesgo de leucemia mieloide aguda entre las personas que han estado más expuestas al herbicida, pero los vínculos no tienen un gran impacto estadístico y por esos es necesaria más investigación para confirmar la presunta incidencia, se aseguró.

DESDE 1990

La investigación fue parte de un proyecto conocido como Estudio sobre Salud en la Agricultura, que relevó desde principios de la década de 1990 a miles de trabajadores, productores y sus familias en Iowa y Carolina del Norte.

El “Estudio de Salud en la Agricultura” está publicado –como se apunta- en la revista científica oficial del Instituto Nacional de Cancer de los Estados Unidos.

Se basa en el seguimiento de salud en las comunidades agrícolas de los Estados de Iowa y Carolina del Norte. Este último, es el principal aportante de productos agrícolas y forestales tanto en campos de cultivo como invernaderos, pero a la vez, es uno de los que presenta mayores problemáticas sociales de pobreza y analfabetismo rural.

ESTUDIO GUBERNAMENTAL

El Gobierno norteamericano financia este estudio por dos razones: existen más de 180 demandas de personas en Estados Unidos que argumentan haber sufrido efectos negativos en sus salud, por haber vivido en áreas cercanas dónde se empleaba el herbicida, haber trabajado con el químico o por supuestamente haber consumido productos alimenticios que recibieron aplicaciones de glifosato.

La conclusión del estudio es que no existe conexión del origen de tumores o tejidos cancerígenos malignos con la presencia de los componentes químicos del glifosato, algo que sostienen anteriores estudios independientes privados, que han sido criticados por el origen de sus fondos en los programas de investigación de compañías como Monsanto –empresa fabricante- y la industria química alemana Bayer.

LA OMS Y LA AGENCIA EUROPEA

La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró en 2015 que el glifosato es un probable causante de cáncer. Sin embargo, la OMS como tal no convalidó esa conclusión.

En junio de 2017, la Agencia Europea de Químicos indicó que “no hay evidencia que vincule al glifosato con el cáncer en humanos, en base a la información disponible”. Agregó que “el glifosato no puede clasificarse como una sustancia que cause mutaciones genéticas o que afecte la reproducción”.

 

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