En Uruguay se producen entre 9.000 y 10.000 hectáreas de olivos, y el área se incrementa en unas 800 hectáreas por año, destacó a Agronegocios Sarandí la presidenta de ASOLUR, licenciada Carmen Gomensoro.

La Asociación Olivícola Uruguaya (ASOLUR) trabaja para que el consumo interno sea el principal mercado de los aceites de oliva, dijo a Agronegocios Sarandí la presidenta de la institución, licenciada Carmen Gomensoro.

El sector encomendó un plan estratégico que identificó varios mercados de exportación, como Brasil y Canadá, pero los altos costos para ingresar a esos mercados dificultan esa alternativa. “Por eso intentamos crear nuestro primer consumidor en Uruguay. Para eso tenemos que informar que nuestro producto es genuino, que tiene una excelente calidad, y por eso participamos de concursos internacionales que lo avalan. También informamos sobre nuestros productos en escuelas gastronómicas, para que lo utilicen”, explicó.

Gomensoro destacó que el consumo interno aumentó de 450 ml a 500 ml por persona por año; en el último año se consumió casi 1 millón de kilos de aceite de oliva. “Estamos muy contentos porque tenemos producto para proveer al mercado interno. El año pasado logramos la producción más alta, a pesar de los temporales hubo buena floración, producción y rendimiento. El tema es apasionante. Es el aceite gourmet por excelencia, por su sabor”, remarcó.

El área de producción de olivos en Uruguay se ubica entre 9.000 y 10.000 hectáreas, y sigue creciendo en unas 800 hectáreas por año, lo que demuestra el dinamismo del sector. ASOLUR se creó en 2004 y agrupa casi 80% de todos los productores olivícolas uruguayos; cuenta con unos 100 socios. Alrededor del 50% del padrón se compone de productores chicos, son 37 que siembran menos de 10 hectáreas, y 19 que tienen entre 10 y 24 hectáreas.

Gomensoro destacó que el sector está muy integrado. Productores, viveristas, profesionales y técnicos se vinculan a través de ASOLUR. “Los viveristas socios nos cuentan que se venden muchos árboles, se sigue plantando, y los productores siguen apostando a las variedades que han dado buenos resultados en Uruguay; además se están incorporando nuevas variedades o incrementando las que ya existen”, comentó.

El proceso, desde que se planta el árbol hasta que empieza a producir aceitunas, es de unos 4 años; ese proceso hace un tiempo era de 10 años, pero se aceleró a partir que se empezó a plantar en estacas. Además se mejoraron las prácticas agrícolas como fertilización y poda; y se comprobó que el cultivo no necesita riego.

“Hay quienes sostienen que el riego en las primeras etapas de crecimiento hace que crezca parejo el lote. Pero el árbol expresa su máximo potencial a los 10 años”, explicó la presidenta de ASOLUR.

Para sembrar olivos se estima una inversión de 3.000 dólares por hectárea, considerando plantines, subsolado o alomado, estacas y la mano de obra.

En los años 2000 se cambió la forma de plantar y ahora se plantan 285 árboles por hectárea, pensando en una cosecha mecanizada, para que puedan pasar las máquinas. En los últimos dos años se cosecharon con vibradores importados especialmente para la oliva, y apurar los tiempos de cosecha para que la calidad sea cada vez mejor, porque tiene que llegar a la almazara antes de las 12 horas de cosechada.

Etapa industrial

A quienes producen 100 hectáreas o más los números le justifican tener su propia almazara, porque logran una ecuación rentable. Pero para los productores chicos esta no es su principal actividad y deben cubrir costos con la rentabilidad de otras actividades del establecimiento.

Se estima que actualmente hay unas 20 almazaras en todo el país.

La presidenta de ASOLUR comentó que produce en siete hectáreas y envía su producción a una almazara cercana, donde la fruta se procesa, se almacena el aceite y se envasa para su posterior comercialización; también vende aceite a granel a productores que lo necesitan.

Según Gomensoro el sector productivo busca el punto de máximo encuentro entre la cantidad, la mejor expresión de aromas y calidad de aceite. Los plazos entre la cosecha y el proceso industrial son cortos y de esa forma se asegura que la oliva llegue con buena calidad a su momento óptimo. “Este año varios aceites uruguayos obtuvieron premios internacionales, y eso nos enorgullece”, destacó.

La empresaria reconoció que durante la producción hay varios cuellos de botella, y uno de ellos es la capacidad de la almazara. “Si cosecho con vibrador no puedo mandar la producción a una almazara pequeña que procesa 500 kilos, debo buscar una más grande, que pueda procesar unos 3.000 kilos. Por eso debe haber una relación muy cercana entre los productores y la almazara”, sostuvo.

La investigación

La presidenta de la gremial de productores de olivos destacó que se trabaja estrechamente con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), y subrayó el aporte de la investigación, aportando mucha información sobre las diferentes variedades.

Indicó que INIA investigó sobre pestes, enfermedades, riego, sobre el impacto del frío -el invierno es fundamental para el olivo, para que la yema se transforme en flor, cuaje y se produzca la aceituna-. Además reconoció que la capacitación es fundamental.

También señaló que se trabaja con las facultades de Química y de Agronomía, para manejar la información que se va generando en el ámbito académico, con el objetivo de lograr una mejor y mayor producción de aceitunas para el aceite de oliva.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here