La reciente decisión del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (Mapa) de suspender temporalmente las importaciones de lácteos de Uruguay suscitó expectativas de mejoras para el mercado brasileño, principalmente en lo que se refiere a la recuperación de los precios al productor. Pero, ¿embargar las importaciones uruguayas podrá revertir la tendencia de caída observada desde junio de este año y elevar el precio de la leche pagada al productor? El problema al responder esta cuestión es que implica relaciones de causa y efecto que no son directas, lo que hace la respuesta más compleja que un simple «sí» o un «no». Es necesario, por lo tanto, traer algunos datos a la discusión explicó el analista de Cepea de Brasil, Sergio De Zen, en la página de la referida consultora (www.cepea.esalq.usp.br) que reproducimos a continuación.
A pesar de ser el quinto mayor productor de leche del mundo, de acuerdo con el USDA, Brasil es tradicionalmente importador de lácteos, principalmente de leches en polvo. En los últimos cinco años (de septiembre de 2013 a septiembre de 2017), la balanza comercial acumuló un saldo negativo de U$S 1.260 millones. Mientras las cuotas de importación de leche en polvo argentino limitan las compras a 3,6 mil toneladas al mes, lo mismo no ocurre para Uruguay.
Desde 2015, las adquisiciones de leches en polvo de Uruguay se han elevado significativamente y el país se ha convertido en el principal proveedor del producto a Brasil, superando el entonces liderazgo argentino. De enero a septiembre de 2017, se importaron aproximadamente 86,5 mil toneladas de leches en polvo, el 54,7% vinieron de Uruguay y el 36,9% de Argentina. Sin embargo, vale destacar que ese volumen es un 30,5% menor que el registrado en el mismo período de 2016, debido al debilitamiento del consumo en el mercado doméstico. Con ello, la participación de las importaciones de lácteos sobre el total ofertado por el país en 2017 debe ser menor que el 5% registrado en 2016.
MENOR DEMANDA EXPLICA BAJA DE PRECIO
La demanda debilitada por lácteos en la punta final de la cadena es, incluso, el principal factor que viene afectando el precio de la leche al productor y de sus los derivados.
Debido a la pérdida del poder adquisitivo frente a la retracción económica, el consumidor brasileño disminuyó el consumo de elementos menos esenciales a su dieta, como es el caso de la gran mayoría de los lácteos (productos considerados bienes superiores y cuya demanda es elástica).
Además, el aumento de la producción este año también ha colaborado para la caída de los precios. Según el Índice de Captación de Leche del Cepea (ICAP-L), la captación mensual en los estados de Goiás, Bahía, Minas Gerais, São Paulo, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul presentó alta acumulada del 5,6% de enero a agosto. En promedio, el ICAP-L es un 7,1% mayor que en el mismo período del año pasado. La mayor captación este año está ligada a las condiciones climáticas más favorables este año y también al mayor acceso del tambero a la ración, debido a la caída en los precios de los granos.
La volatilidad de los precios de la leche acentúa un hecho característico de la cadena láctea: estar orientada al mercado interno – a diferencia de otras proteínas, como carnes y huevos, que utilizan el mercado externo como una especie de esponja para drenar el exceso de oferta y equilibrar los valores en el mercado doméstico.
Un estudio del Cepea, aún en marcha, ha demostrado, por medio de modelos econométricos, que la formación de la cotización en el mercado interno no es directamente influenciada por las compras externas.
Así que suspender las importaciones de Uruguay no debe impulsar las cotizaciones del productor en el corto plazo. Sin embargo, la acción del Ministerio no deja de ser importante, pues refuerza que la presión del sector fue eficiente para colocar el tema y la cadena de la leche, de forma más amplia, en discusión. El hecho de que Brasil importe lácteos puede no afectar directamente el precio, pero impacta la dinámica de la cadena, que necesita ser debatida.
Las importaciones de leches en polvo evidencian un problema mayor: los lácteos brasileños no son tan competitivos como los importados, en términos de calidad y precio.
Según el experto, embargar las importaciones de lácteos como estrategia puntual no resuelve esas cuestiones, además de tener serios implicaciones políticas y diplomáticas. El sector necesita una mayor planificación para que acciones, tanto en la esfera pública como en la privada, puedan converger para el fortalecimiento de la relación entre los eslabones de la cadena. Sólo así es que resolveremos «la crisis de la leche» y podremos pasar de la condición de importadores a los exportadores.