Los resultados de tres trabajos de investigación, especialmente relacionados con el pastoreo, fueron presentados por el Departamento de Producción Animal y Pasturas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, encabezado por los Ings. Agrs. Pablo Chilibroste y Diego Mattiauda durante la reciente Jornada Anual de Lechería.
Más de 200 personas entre productores, técnicos y estudiantes, llegados desde todo el país y de Argentina, participaron de la actividad, tanto de salón como de recorrida de campo, celebrando los 25 años de esta realización.
Mattiauda dijo que “está demostrado, sobre la base de trabajos anteriores, que el costo de producción en el país hace que sea muy competitiva la lechería por el uso de forraje. En Uruguay, cuando se comparan sistemas, los que utilizan mejor la pastura y el forraje lo cosechan de diferentes maneras, pero si lo hacen en el predio, tienen los mejores resultados económicos y las mejores relaciones de precios, incluso en las peores situaciones”.
Se incorporaron y compararon tratamientos de pastoreo “en la mayor cantidad posible en la lactancia”, explicó. “Se utilizaron animales con una proporción importante de la dieta en pastoreo, además de pastoreo directo, y animales que estaban estabulados o encerrados hasta avanzada la lactancia”.
De acuerdo con los datos preliminares, “no nos dan diferencia en la producción de leche, aunque sí hay diferencias en cómo se mueven a lo largo de la lactancia. Nos resulta muy interesante que el animal en pastoreo comienza con una lactancia en condiciones ambientales muy amigables y bien en lo sanitario. En cambio a las estabuladas les cuesta un poco más entrar en caja, sin embargo, después se cruzan y dan en toda la lactancia sin muchas diferencias”, dijo Mattiauda al diario El Telégrafo.
Precisó que, en sólidos, “no hay diferencias, y por la información que disponemos, nos dan elementos –por la cantidad que consumen nuestras vacas–, tanto en pastoreo como estabulados, cantidades que muy pocas veces se manejan a nivel de predios”.
“Si bien el proceso de pastoreo es complejo, debemos conocer cuánto deben consumir los animales en nuestras condiciones, por eso seguimos trabajando en el tema, más allá de tener algunos resultados. Teníamos algunos que vislumbraban altos consumos de los animales durante todo el día, y se obtienen consumos en el orden de 26 a 27 kilos de materia seca, lo que es bastante alto para lo que se manejan en los predios comerciales”, indicó.
Explicó que “se sigue trabajando con las vacas con hambre –para decirlo de forma grosera, aclaró–, dado que no logramos la comprensión de cómo levanta ese animal en el pastoreo o en el encierro”.
Respecto a los costos, Mattiauda indicó que cuando uno comienza a darle mucho de comer, la vaca debe rendir, porque esa comida tiene un costo. Y si podemos hacerlo en pastoreo, es un costo mucho más bajo que si lo hacemos estabulado”.
A través de los trabajos realizados, “hemos visto que si al animal le damos las condiciones de pastoreo suficiente, el costo extra del animal por ir a algunos potreros a pastorear no es tanto más alto –un 10 a 15 %– de lo que podría ser el costo de mantenimiento de un animal estabulado”.
A su criterio, ahí es en donde hay que poner los números. “No tanto en el precio de hoy del alimento o de la leche, porque si no quedamos en una receta que no nos permite hacer los cálculos”, precisó.
Foto: EEMAC