Es altamente probable que se corten varias cadenas de pago en el mercado interno, señaló el movimiento en un documento publicado este martes, donde además realiza propuestas para atender a cada sector de la economía.

“Este documento pretende proponer medidas que se pueden adoptar desde el sector financiero para el apoyo del sector productivo, tomando en cuenta a todos los sectores y subsectores vinculados a las cadenas productivas y generadores de riqueza para el país”, comienza diciendo el documento elaborado por el movimiento Un solo Uruguay que se dio a conocer este martes.

A continuación describimos los demás análisis y propuestas del movimiento, plasmados en este trabajo:

Con respecto al sector financiero queda claro que esta propuesta apunta a los bancos estatales, pero pretendemos que a través de la gestión que pueda hacer el Banco Central del Uruguay (BCU), la banca privada adopte las mismas medidas para sus clientes.

El tema endeudamiento fue abordado en la proclama leída el 23 de enero en Durazno bajo las siguientes premisas:

Queremos aclarar que acá no se pide quitas de las deudas contraídas para nadie, todos estamos cansados de pagar las cuentas de otros, así que como regla general que cada uno se haga cargo de sus compromisos.

De todas maneras, sabemos que este tema está acuciando a muchos sectores de la sociedad, por eso es necesario trabajar sobre el reperfilamiento de las deudas a todo nivel, implementar periodos de gracia para permitir el recupero de los sistemas, armar paquetes de negociación de deuda que permitan bajar los riesgos en el corto y mediano plazo, evitando que sigan desapareciendo empresas por este motivo, donde las más chicas son las más comprometidas y de mayor riesgo de bajar las cortinas.

Endeudamiento del sector productivo con el sistema financiero

El endeudamiento de prácticamente todos los actores de las cadenas productivas del país ha crecido fuertemente en los últimos años, sobre todo si se analiza hasta 2016. Todo ese crédito tomado fue, sin lugar a dudas, con el afán de apostar a un país productivo.

Es más alarmante aún observar que la morosidad ha crecido de forma importante e ininterrumpida en los últimos dos años, coincidentemente con un estancamiento y/o leve disminución de los valores de endeudamiento total.

Indudablemente esto significa que ante la perspectiva de resultados económicos desfavorables las entidades financieras se han ido retirando del mercado y el sistema productivo en general no ha tomado más deuda del sector financiero por la dificultad de afrontar los pagos correspondientes. En muchos casos, al no existir créditos bancarios, las empresas comenzaron a tomar deuda comercial.

Para poner algunos números, a modo de ejemplo, la Industria láctea incrementó su endeudamiento desde 2005 a la actualidad en 455% y la morosidad en 454%.

A nivel comercial, el rubro almacenes incrementó sus guarismos en 412% y 106% respectivamente; y el transporte carretero 982% y 427%. El sector agropecuario incrementó su endeudamiento en 729% y las deudas vencidas en 195%, en su globalidad.

A continuación se presenta un cuadro con un resumen del nivel de endeudamiento, morosidad, ambos en millones de dólares y porcentaje de morosidad sobre el endeudamiento general de un extracto de rubros significativos para la economía nacional, y que al mismo tiempo comienzan a mostrar dificultades severas para el futuro próximo por el incremento en los montos de deuda vencida.

Como se puede apreciar en el cuadro, el nivel de préstamos bancarios o el nivel de endeudamiento empresarial, fue aumentando hasta 2016, momento en que comienza levemente a bajar el nivel de dicho guarismo y sigue en aumento la morosidad tanto en valores absolutos como en porcentaje del endeudamiento.

Este cuadro resumen surge del análisis de los siguientes rubros:

 

Una vez más, y al mirar rubro por rubro de los detallados en los cuadros anteriores, se puede ver claramente que el comportamiento en el sector financiero ha mantenido la misma tendencia en cualquiera de las actividades, con un incremento en la morosidad a partir del 2016 y un estancamiento en el crédito bancario al mismo tiempo.

Como contrapartida, el endeudamiento familiar no ha parado de crecer en el mismo periodo de análisis, aumentando en más de U$S 2.000 millones en los últimos siete años. Si bien aún la morosidad no es alta, la misma ha aumentado 22 % desde diciembre de 2014.

Es importante evaluar de forma permanente estos guarismos, ya que el repago de estos créditos depende en gran medida del trabajo efectivo de la gente en general, situación que como se planteó en la proclama de Durazno y como vienen corroborando las estadísticas oficiales, se viene deteriorando de forma importante y probablemente continúe el deterioro de no mediar cambios que viabilicen muchas de las pymes que hoy se ven en situación crítica.

Endeudamiento entre privados

Como se dijo anteriormente, el crédito bancario se ha visto retraído en los últimos años en relación al Uruguay productivo, esto ha llevado a que actualmente gran parte de la actividad productiva sea financiada a nivel comercial.

En el caso de las compras ganaderas, muchas veces son financiadas por los escritorios rurales, sólo en 2017 esta cifra supera ampliamente los U$S 80 millones. Además, es muy importante el endeudamiento entre privados en la comercialización de todo tipo de insumos (semillas, fertilizantes, maquinarias y herramientas, servicios y transporte).

En el caso de los cultivos de secano, son los comercios locales, distribuidores, molinos, exportadores e importadores los que financian los insumos, así como los prestadores de servicios los que financian estas actividades.

La producción lechera, también se financia a través de comercios y distribuidores de insumos y muchas veces son las plantas industriales las que actúan como agentes de retención para el pago. En la actualidad empresas como PILI están adeudando a sus remitentes entre tres y cuatro meses de remisión, lo que complejiza aún más la situación.

Este tipo de endeudamiento es difícil de calcular, ya que los agentes comerciales son variados, y están distribuidos en todo el territorio sin contar con un agente que centralice la información.

De todas maneras, se puede calcular que, en la agricultura, gran parte del ciclo productivo ha sido financiado a nivel comercial, lo que probablemente en soja, sorgo y maíz ronde los U$S 150 a U$S 200 millones; y en arroz U$S 30 millones.

Cómo ya se hizo referencia, para la ganadería de carne se estima que la financiación por parte de los escritorios rurales ronde los U$S 80 o U$S 90 millones anuales, con U$S 40 millones de forma instantánea. Si bien es difícil llegar al número exacto, se sabe que también en esta actividad la morosidad ha crecido en los últimos años.

Coyuntura climática y comercial

Los problemas climáticos que afronta la producción agropecuaria, si bien se hicieron más importantes durante el verano 2017/18, comenzaron para los agricultores en el invierno de 2017, donde además de la baja en el área de siembra de cultivos de invierno, los rendimientos de los mismos fueron malos a causa del exceso hídrico sufrido. Probablemente, y de acuerdo a datos aportados por FUCREA, las perdidas en cultivos de invierno rondaron los U$S 25 millones.

En los cultivos de verano de secano, las pérdidas de rendimiento fueron aún mayores, ya que la sequía ha sido extrema en gran parte del territorio nacional y sobre todo en el corazón agrícola del país.

De acuerdo a algunos operadores locales, se estima que la exportación de soja no serán muy superior a 1,2 millones de toneladas, lo que contrasta con los más de 3 millones de la zafra pasada. Esta pérdida cercana al 60% de la producción, significaran más de U$S 700 millones de dólares menos en la agricultura.

Por otra parte, también se vieron afectados significativamente los rendimientos de maíz y sorgo, que si bien tienen una incidencia menor en el sistema, siguen sumando perdidas que probablemente y en conjunto superen los U$S 750 millones en todo el sistema agrícola de secano, valor final que se sabrá a ciencia cierta en julio o agosto de este año.

También durante el invierno pasado, a causa del exceso de agua y falta de frío, los fruticultores sufrieron cuantiosas pérdidas como consecuencia de la menor productividad de los árboles y en algunos casos con muerte de plantas.

Así mismo la ganadería sufrió importantes pérdidas, producto de la muerte de animales y baja en la preñez de los rodeos. Se estiman unos 300.000 terneros menos para la próxima parición, lo que significa aproximadamente unos U$S 100 millones para los criadores.

Además de esto se produjeron perdidas ante la obligación de vender animales a frigorífico con menos peso de lo normal, como estrategia de bajar carga en los campos y el atraso que se generara en los sistemas de invernada ante la falta de forraje. Súmese también la perdida de praderas y verdeos los cuales deberán ser resembrados en este otoño.

La lechería también sufrió el déficit hídrico, lo que en muchos casos generó una merma importante en los rodeos en producción, por la falta de forraje, y en los casos que se logró mantener la producción individual fue a costa de altos costos de suplementación del ganado.

Probablemente, cuando se realice la evaluación de las pérdidas totales de la producción primaria al 30 de junio, la misma supere los U$S 1.200 o U$S 1.500 millones.

Esto a su vez conlleva un impacto negativo en otros sectores de la economía de forma directa, en el caso del transporte, y como consecuencia de la sequía por un lado y de la baja en la siembra de cultivos de invierno por la inviabilidad económica por otro, se perderán en el año agrícola julio-junio unos 3,3 millones de toneladas, los que significan unos 115.000 viajes menos a puerto, y unos U$S 70 millones menos de facturación para el sector considerando unos U$S 600 por viaje.

De esta forma se puede seguir calculando cuanto impactará la coyuntura de cada rubro productivo en todos los servicios, ventas de combustible, falta de circulante en las ciudades del interior, cierre de comercios, perdidas de fuentes de trabajo, etc. Tomando cómo regla que cada dólar que genera el sector primario se multiplica por seis en la cadena económica nacional, no es descabellado pensar que si no se toman medidas urgentes y que involucren a todos los sectores, el PBI será afectado en aproximadamente U$S 9.000 millones.

Es por todo lo antes expuesto que se hace imprescindible tomar medidas por parte del gobierno central entorno a la problemática que se generará a partir del invierno próximo, donde es altamente probable que se corten varias cadenas de pago en el mercado interno, con toda la problemática que ello acarrea.

Propuestas

Es preocupante que en Uruguay la mayoría de los créditos sean de corto plazo, lo que ante cualquier coyuntura negativa dificulta enormemente afrontar los vencimientos en tiempo y forma. Por otra parte, las perspectivas de mediano y largo plazo de los principales productos exportados son alentadoras. Es por estas razones que se debe solucionar la problemática actual y plantearse una reestructura para que esto no se repita sistemáticamente.

Cada sector integrante de la cadena productiva tiene sus peculiaridades, por lo tanto, se deberían buscar soluciones particulares para cada uno. Pero es impostergable solucionar la problemática general ya el efecto en la economía nacional será grave si no hay soluciones urgentes.

El esquema general de reperfilamientos de deuda bancaria que se propone es el siguiente:

– Sector primario: reperfilar el endeudamiento actual en los préstamos vinculados a procesos productivos del sector primario a cinco años con el vencimiento del primer compromiso a junio de 2019, para que todos los sectores puedan afrontarlos sin tener que bajar la cortina. Incorporar dentro de estos reperfilamientos bancarios las deudas comerciales que han contraído los productores y que no pueden ser cubiertas en este ejercicio.

– Sector industrial y construcción: Tomando en cuenta que muchos de estos préstamos son para inversiones de largo plazo, el reperfilamiento de estas deudas deben ser a 10 años o más, de forma de permitir que se acompasen los tiempos de la generación de ingresos con el del pago de la deuda.

– Sector servicios y transporte de carga: Al igual que en la industria, en este rubro el endeudamiento principal corresponde a inversiones en equipos, cuya vida útil es de al menos 10 años, por lo que es necesario reperfilar las deudas al plazo antes mencionado, para que se pueda pagar en un período similar a la vida útil de los equipos.

– Sector comercio: Se debe atender principalmente al sector minorista, que es el eslabón más débil de la cadena y donde se concentra la mayor cantidad de pymes. Se debe pensar en reperfilamiento de deudas de tres a cinco años, pero es central dar condiciones de competitividad en lo que hace a las comisiones y adelantos que se retienen por medio de las tarjetas de crédito y débito, las cuales son significativamente desventajosas con respecto a las grandes cadenas y superficies.

Todos estos reperfilamientos de deuda deben incluir como característica que los que adhieran al sistema no pasen a categoría de cliente que afecte su vínculo con el banco o los coloque en una situación de no poder seguir operando en el sistema financiero, el ideal es que se mantengan todos en la categoría 1, cumpliendo siempre con la presentación de documentos que piden comúnmente los bancos.

Es necesario también agilizar el acceso a estos planes ya que al 31 de mayo comienzan a vencer muchos de los pagos financiados, sobre todo a nivel comercial, que es donde se visualiza el mayor riesgo de corte de la cadena de pagos.

Otras consideraciones

– Un sector que deberá ser tenido en cuenta según su rubro de actividad son los colonos, permitiendo reperfilar sus deudas por pago de arrendamiento con el Instituto Nacional de Colonización (INC) a ocho años y con tasas de interés por debajo de las del mercado, ya que las mismas en general están fijadas en pesos.

– Por otra parte, ante la situación actual y de no mediar acciones directas del estado, es de esperar dificultades para los próximos ciclos productivos en lo que hace a los avales bancarios a las empresas importadoras de insumos, por lo tanto, se hace necesario definir los mecanismos que aseguren el abastecimiento de insumos para la cadena productiva.

La cadena de pagos ya está con serias dificultades y es probable, si lo anterior no sucede, que sufra cortes en breve, arrastrando al país a una crisis sin precedentes, reducciones de valores, carpetas peor calificadas y ejecuciones que supondrán pérdidas para el sistema financiero. La magnitud de las mismas será directamente proporcional a la cantidad de empresas que cesen la actividad.

La caída en la actividad repercutirá en el eslabón más débil de la economía: los asalariados. Cada puesto de trabajo que se destruye acarrea un problema social.

Creemos que la solución a esta problemática pasa por una decisión política y no sólo no perjudica las arcas del Estado, sino que la no actuación sobre la temática generará un déficit muy difícil de remontar.

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