El exdirector de Servicios Ganaderos alegó razones sanitarias y económicas, y propuso un comité nacional de planificación y seguimiento que acompañe la última etapa del plan hemisférico, que se desarrollará entre 2018 y 2020.

Hay que empezar a prepararse para dejar de vacunar contra la fiebre aftosa, planteó el exdirector de los Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Dr. Francisco Muzio, al ser entrevistado por Agronegocios Sarandí.

El experto en sanidad animal, que recientemente asumió como integrante de la Academia Nacional de Veterinaria (ANV), dijo que hubo cosas que hubieran gustado ver consolidadas en el país cuando estaba al frente de los Servicios Ganaderos.

Planteó razones sanitarias y económicas para dejar de vacunar contra la enfermedad en Uruguay, y como contrapartida propuso un comité que controle, ejecute y fortalezca el sistema, con especial énfasis en la vigilancia.

Muzio destacó la gran conquista del continente sudamericano al trabajar en bloque en la erradicación de la enfermedad, en el avance de un derrotero firme y que ha tenido muy buenos resultados.

Propuso ante la ANV que se impulse la creación de un comité nacional de planificación y seguimiento para la última etapa del Plan Hemisférico de Erradicación de la Fiebre Aftosa, que va de 2018 a 2020, para generar un consenso estratégico y que se difunda en el sector agropecuario.

La idea es que el comité sea público-privado, con participación de todos los sectores, la Sociedad de Medicina Veterinaria, la ANV, las gremiales rurales, el INAC, los productores, la industria frigorífica y la Facultad de Veterinaria, entre otros.

Según Muzio primero se debe generar un consenso, luego planificar actividades de 2018 a 2020, apoyar, acompañar y evaluar la ejecución, fortalecer el sistema en su conjunto, con especial énfasis en la vigilancia de la fiebre aftosa.

Por último propuso establecer un fondo para el fortalecimiento de esa vigilancia y prevención de la fiebre aftosa, en la condición del reconocimiento del estatus internacional de país libre de fiebre aftosa sin vacunación, que sería el corolario de la estrategia de la última etapa del programa hemisférico.

RAZONES SANITARIAS

La vacuna que se utiliza en Uruguay es contra los virus O, A y C; en la región el virus O tiene seis años sin detectarse; el virus A nueve años; y el C 13 años. “Así que científicamente es muy difícil pensar que esas cepas puedan mantenerse, salvo el caso de Venezuela, donde hay otros problemas”, reconoció.

En Venezuela apareció el virus A, y luego en Colombia. Muzio señaló que Venezuela había comunicado focos desde 2013, pero que el país tiene problemas para pasar esas muestras a laboratorio y confirmar si se trataba o no de fiebre aftosa. Pero destacó que los demás países tienen un grado de contralor muy bueno de la situación.

 la vacunación hace bajar la guardia en el control, porque se piensa que es el arma más efectiva, pero sin embargo se está vacunando con cepas que hace muchos años no se detectan, OPINÓ.

El exdirector de los Servicios Ganaderos de Uruguay considera que sí es importante la vigilancia para la detección precoz de cualquier problema, “y en Uruguay tenemos una baja comunicación de sospecha de aftosa para los millones de bovinos y suceptibles que tenemos. Este es un llamamiento para que el sistema de vigilancia esté atento para detectar posibilidades de confundibles con aftosa, por eso es importante que las nuevas generaciones de veterinarios y productores conozcan la enfermedad a través de quienes convivieron con ella”, planteó.

RAZONES ECONÓMICAS Y DE MERCADO

Muzio recordó que fue testigo de primera línea de las dificultades en las negociaciones para la apertura, reapertura o ampliación de mercados. Esas negociaciones siempre fueron con países libres de fiebre aftosa sin vacunación.

Señaló que aún no se logró entrar al mercado de Japón; que si bien se pudo entrar con carne ovina con hueso a Estados Unidos no se logró el ingreso a otros mercados; agregó los problemas para exportar semen bovino a mercados como Estados Unidos; exportar ganado en pie a varios países, como por ejemplo a Rusia; para exportar menudencias a varios países; y para el ingreso de productos lácteos a Canadá.

“No digo que haya que dar un paso al vacío sino empezar a preparase para dejar de vacunar en un futuro”, concluyó.

“Gastamos U$S 23 millones en compras de vacunas, hay dificultades con la vacunación, con el punto de inoculación, hay que mantener el ganado sin movilizarse durante unos cuantos días. Me tocó ir a negociar la certificación de 40 días y nunca me pudieron explicar el por qué de esa exigencia, porque no es más que un reaseguro, sin embargo tiene un costo que no es menor para el país, y todo porque seguimos vacunando, no hay otra razón”, consideró.

 

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