La futura salida de Reino Unido de la Unión Europea y de su mercado único podría perturbar el sector agrícola europeo, visto el apetito de los británicos por los quesos, vinos o carnes de sus socios, advierten los profesionales del sector, según establece un informe de AFP Internacional difundido la primera semana de junio por los principales medios europeos. Se lo comparte a continuación.

«Los agricultores no deberían pagar el precio de una decisión política», según Thomas Magnusson, el presidente del sindicato europeo Cogeca, que junto al de Copa (ambas gremiales de productores agrícolas europeos), dieron la voz de alarma a fines de abril en un informe preliminar de 156 páginas.

Reino Unido es un importador neto de productos agrícolas y sus 27 socios europeos en su conjunto representan uno de sus principales proveedores, con un total de exportaciones agro-alimentarias de más de 45.000 millones de euros.

En base a las exportaciones de la UE hacia Reino Unido, «los sectores de frutas y verduras, de carne bovina, de leche y de vino son los más susceptibles de verse afectados», advierten los autores del informe.

Para Copa-Cogeca, sería «muy deseable» que la Comisión Europea incluya en sus presupuestos para 2019 y 2020 «herramientas de gestión de crisis adecuadas» que ya demostraron su eficacia en crisis precedentes, como ayudas al almacenamiento privado de productos lácteos o de carne porcina.

La salida del mercado único europeo de los británicos, amantes de las especialidades de sus vecinos continentales, podría impactar sobre todo en las denominaciones de origen de quesos y vinos.

La otra cara de la moneda

La agricultura ocupa el 17º lugar de los sectores de exportación de Reino Unido hacia la UE, detrás del sector del automóvil.

De cara a las negociaciones de divorcio, «esto otorga [a Londres] poder en la negociación, pero hay ámbitos en los que la situación es la contraria», apunta Alan Matthews, especialista de política agrícola europea en la universidad irlandesa Trinity College de Dublín.

Las nuevas barreras comerciales podrían representar una pérdida de 11.000 millones de libras anuales (12.500 millones de euros) para las exportaciones agrícolas de Reino Unido a la UE, golpeando pilares como el whisky escocés o el cordero británico, según Copa-Cogeca.

«Sería un error ver sólo una rama o sector. Las negociaciones no versarán únicamente sobre la agricultura, sino sobre toda la economía», subraya el profesor Matthews.

Entre los 27 socios de los británicos, Alemania, Francia, España, Bélgica y el nodo comercial que representa Holanda son, junto a Irlanda, los países más afectados.

Daños colaterales en Irlanda

El país del trébol exporta más de un tercio de sus productos agro-alimentarios a Reino Unido (37% en 2016), más de la mitad de su carne de vaca y más de un tercio de sus productos lácteos.

Algunos de sus mercados son casi por completo dependientes: el 80% del queso cheddar de Irlanda viaja a Reino Unido y el 90% de sus champiñones.

En su informe sobre el impacto del Brexit, el gobierno irlandés estima que «muchos de sus efectos económicos sólo aparecerán probablemente tras la salida» efectiva de Reino Unido, que podría tener lugar en el primer trimestre de 2019.

Sin embargo, su sector agrícola ya ha padecido los primeros daños colaterales, con la caída de la libra esterlina. El valor de las exportaciones de productos alimentarios y bebidas se redujo unos 500 millones de euros en 2016.

Ante un eventual acceso más difícil al mercado británico, Irlanda deberá encontrar otras salidas, lo que deja entrever importantes desequilibrios en mercados ya debilitados como el de la carne bovina.

A la espera de futuras relaciones

El 29 de marzo, Londres notificó formalmente a sus socios su intención de abandonar la UE, dando paso a dos años de complejas negociaciones de divorcio. Por el momento, la gran incógnita es, sin embargo, cómo se articularán las futuras relaciones a ambos lados del canal de la Mancha.

En las negociaciones para cerrar un acuerdo de libre comercio, que podría formar parte del nuevo marco de relaciones, la agricultura es uno de los asuntos más sensibles.

En este contexto, la perspectiva apuntada por la primera ministra británica Theresa May de un Brexit «duro», es decir la marcha de Reino Unido sin un acuerdo con los 27, podría implicar también un aumento de los precios.

Y una preocupación adicional para la UE: Reino Unido es un contribuyente neto al presupuesto europeo. Un cálculo rudimentario sobre la contribución británica y la parte del presupuesto destinada a la Política Agrícola Común (PAC) arroja un agujero de 3.000 millones de euros.

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