Actualmente hay 13 en estudio, que en promedio llevan 40 meses de revisión, cuando hasta 2012 el análisis tardaba en promedio 23 meses; pero el gerente de la Cámara Uruguaya de Semillas, ingeniero agrónomo Andrés Arotxarena, destacó que tres de esos materiales están en la etapa final del proceso para su aprobación
Los semilleristas lamentan que sigan sin aprobarse nuevos eventos transgénicos en Uruguay. De todos modos destacan como una señal positiva que hace pocos días concluyó el período de consulta pública para tres eventos que pasaron a una de las últimas instancias del proceso regulatorio para su aprobación, destacó a Agronegocios Sarandí el gerente de la Cámara Uruguaya de Semillas (CUS), ingeniero agrónomo Andrés Arotxarena.
Esos tres eventos son: soja tolerante al herbicida dicamba; maíz comercial; y soja con fines de investigación y ensayos en el Instituto Nacional de Semillas (Inase).
Ante la falta de aprobación de nuevos eventos Arotxarena expresó que las amenazas están cada vez más latentes. Señaló que una es que se importe ese maíz comercial que aún no fue aprobado. “Es algo que está pegando directo en toda la cadena, en todo el mercado nacional y está pasando que los programas de mejoramiento diseñados para la región están hechos sobre materiales de cabecera, los más modernos, que no podrían entrar a Uruguay considerando que no están aprobados estos eventos”, advirtió.
Consideró además que eso también es un mensaje a las empresas del exterior, que tenían la intención de invertir en Uruguay y que se vieron alejadas por la poca predecibilidad que ofrece este sistema.
Detalló que en este momento hay 13 eventos en estudio, que en promedio llevan 40 meses de revisión, cuando hasta 2012 tenían 23 meses de análisis. “Estos eventos pendientes llevan muchísimo tiempo de estudio, basándose también en información que no sé si está reconocida a nivel internacional, porque varios países de la región lo tienen aprobado”, dijo Arotxarena.
Advirtió además que Uruguay hace mucho tiempo que viene trabajando con los mismos materiales, con todos los problemas de resistencia a malezas, algo que se vio en esta zafra con Amaranthus Palmeri, que es sumamente dañina, con un poder de expansión altísimo y que pega mucho en la producción agrícola.
Consultado sobre cuáles son los factores que frenan estas aprobaciones respondió que hay varios. Opinó que el más influyente son las posiciones discordantes en la Comisión para la Gestión del Riesgo, del Gabinete de Bioseguridad.
“Algunos actores entienden que la biotecnología no es una herramienta clave para el agro y otros sí. Quienes estamos de este lado estamos dispuestos a debatirlo, porque estamos convencidos de que la biotecnología es lo que hace posible que Uruguay siga produciendo lo que produce, con 1,5 millones de hectáreas agrícolas, no hay otra alternativa para asegurar la producción que tenemos, con ese escenario, no pegando tanto en los costos”, expresó.
La Comisión para la Gestión del Riesgo está representada por un delegado de cada uno de los seis ministerios involucrados en el proceso regulatorio: Ganadería, Agricultura y Pesca; Economía y Finanzas; Industria, Energía y Minería; Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente; Salud Pública; y Relaciones Exteriores.
Hay diferentes puntos de vista de esos delegados, que son quienes aconsejan al Gabinete de Bioseguridad, integrado por los ministros, quienes aprueban el uso comercial de estos productos.
Uno de los eventos pendientes es la soja resistente al herbicida dicamba. “Hay que considerar que la mayor parte de la soja se envía a China, país que ya tiene aprobado este evento, y creemos que no hay ningún riesgo sustancial a nivel de la producción local”, opinó.