El Índice de Inversión en Maquinaria Agrícola (IDIMA) que elabora el estudio contable Carle & Andrioli registra un incremento de 22% en 2017, interrumpiendo así una trayectoria a la baja que venía registrándose en los últimos tres años, más allá de la coyuntura complicada que vive el agro. El siguiente es el informe elaborado por dichos especialistas.

– Las importaciones de tractores, sembradoras y cosechadoras totalizaron 102 millones de dólares en el año recién finalizado.

– El aumento de las inversiones agrícolas se da en un contexto de mercado sin incremento significativo de precios y con problemas de rentabilidad de los productores agropecuarios por presión al alza de sus costos en dólares.

– Impulsado por una gran producción de los cultivos de verano, los rendimientos productivos volvieron a crecer en el último quinquenio, de acuerdo al Índice de Productividad Ponderada Agrícola (IPPA) elaborado.

– El área agrícola presenta en el año un descenso de 5%, situándose en un 75% del máximo histórico registrado en la zafra 2014.

– Por su parte, el monto del financiamiento bancario al agro se mantuvo en niveles similares al año anterior, pero registrando un importante aumento de la morosidad.

INVERSIÓN AGRÍCOLA

En 2017 las importaciones de maquinaria agrícola de Uruguay sumaron 102 millones de dólares, mientras que en el año anterior habían alcanzado 82 millones. Este desempeño de las inversiones determina un aumento en la evolución del indicador de 22% respecto de 2016.

En consecuencia, se revierte una tendencia a la baja que se venía verificando en los últimos tres años: caídas de 6% en 2014, 53 % en 2015 y 38% en 2016. El valor del índice de 2017 es de 85 y, si bien crece en el año, se ubica en el 35% del nivel récord de 2013.

Durante el año todos los componentes de la inversión en maquinaria agrícola crecieron, cosechadoras y tractores aumentaron 26%, mientras que las sembradoras lo hicieron al 17%. Los principales países de origen de las maquinarias agrícolas importadas continúan siendo Brasil y Estados Unidos.

La importación de sembradoras, cosechadoras y tractores mantiene su participación en la cifra total de importaciones: en 2017 al igual que en 2016 representa 1% de las mismas.

Las importaciones en maquinaria agrícola del último año determinan un aumento en el indicador de inversión anual en dólares corrientes por hectárea sembrada, pero aún se sitúa muy por debajo de valores promedios registrados hasta 2014.

INVERSIÓN COMPARADA

La inversión privada disminuyó 3% en los primeros nueve meses de 2017 respecto a igual periodo de 2016. De acuerdo con datos de Cuentas Nacionales en el primer trimestre creció 4%, mientras que en el segundo y tercer trimestre del año cayó 8% y 6% respectivamente. Incidieron en el descenso menores importaciones de molinos eólicos para la generación de energía eléctrica y la culminación de obras relacionadas con este sector.

Por su parte, el Índice de Inversión en Máquinas y Equipos Industriales, elaborado por la Cámara de Industrias del Uruguay, en los primeros nueve meses de 2017 registró una baja de 12% en la comparación interanual. En contrapartida otras inversiones aumentaron en el año, como las compras de camiones, que se incrementaron 23% en 2017, según información de la Asociación del Comercio Automotor del Uruguay.

Respecto a la inversión recomendada por la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones (COMAP), fue 52% menor en los primeros once meses de 2017, si bien aumentó la cantidad de proyectos. En particular la inversión agropecuaria recomendada a noviembre 2017 fue de 52 millones de dólares, 60% menor a iguales meses de 2016 y representó 7% de la inversión recomendada total.

Por lo tanto, el incremento de la inversión agrícola del año se da luego de haber llegado en 2016 a valores mínimos de la década y en un marco de descenso de la inversión de las empresas en general y de la actividad industrial en particular.

Por su parte, a nivel mundial la inversión en tecnología agropecuaria muestra una tendencia de importante crecimiento, incluyendo inversiones en tecnologías de la información y robótica. En 2016 creció 42% y en 2017 se duplicó, según un relevamiento efectuado por la firma CB Insights.

MARCO PRODUCTIVO

En la zafra agrícola 2016-2017 el área sembrada de los principales seis cultivos de Uruguay fue de 1,8 millones de hectáreas, de acuerdo con información de Estadísticas Agropecuarias del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. En consecuencia, bajó 5% respecto de la campaña anterior y consolidó la trayectoria descendente observada desde 2015, luego de un máximo de 2,4 millones de hectáreas en 2014.

En la zafra 2016/17 se destaca el importante aumento de la superficie de cebada cervecera y en contrapartida una nueva caída del área cultivada de trigo, de 35%.

Debido a factores climáticos se dio en el año un gran desempeño productivo de los cultivos de verano, en particular de la soja que tuvo un rendimiento 52% superior a la zafra 2016 y un 29% superior al promedio del último quinquenio.

Esto permitió retomar incrementos de productividad ya que creció 1% el índice que elabora nuestro Estudio sobre base de la media móvil de rendimientos ponderados de los principales cultivos. Por su parte, la tasa media anual de aumento de productividad agrícola de la última década se situó en 0,8%.

El desempeño agrícola antes mencionado contribuyó al aumento de 6% del producto agropecuario del primer semestre de 2017 de 6%. Por su parte, de acuerdo a la información de cuentas nacionales del BCU en el tercer trimestre 2017, el agro decreció 2% en términos interanuales. OPYPA estima para el producto agropecuario un leve aumento de 0.5% en 2017, con incremento de pecuaria y descenso de agricultura y silvicultura.

EXPORTACIONES AGRÍCOLAS

En el último año los principales productos exportados por Uruguay siguen siendo de base agropecuaria: soja, carne bovina, celulosa, arroz y lácteos. La agricultura mantiene una importante contribución a la cifra total de exportaciones, debido a los volúmenes exportados.

En 2017 aumentaron las exportaciones relacionadas con productos agrícolas, y en particular las ventas de soja al exterior aumentaron 37%, consecuencia de sus altos rendimientos productivos y la llevaron a retomar la primera ubicación en el ranking de productos de exportación.

Por su parte las exportaciones de arroz crecieron 5% en el año, mientras que se produjo una nueva caída de las ventas de trigo al exterior, debido al significativo descenso del área sembrada.

ENDEUDAMIENTO AGROPECUARIO

Una de las fuentes de financiamiento del agro para las inversiones tanto de capital de trabajo en activos biológicos como de máquinas y equipos es el crédito bancario. Según la última información disponible, los préstamos bancarios del sector agropecuario se mantuvieron estables respecto al cierre de 2016 y aumentaron 0,6% en los doce meses cerrados a noviembre de 2017, mientras los créditos bancarios en general se incrementaron 0,3% en este periodo.

En el volumen del crédito bancario al agro incidieron tanto factores de la oferta como de la demanda del crédito. Por el lado de la oferta influyeron las expectativas de las instituciones bancarias sobre la rentabilidad del sector y el comportamiento en el cumplimiento del servicio de deuda. La demanda de los productores estuvo afectada por los flujos de fondos esperados y decisiones financieras más prudentes.

El nivel de endeudamiento bancario actual del agro del orden de U$S 2.400 millones –el doble que en 2010-, determina una relación de deuda/producto del sector de 75%.

Se observa un crecimiento de la participación de los créditos vencidos sobre los totales, pasando de 4,4% a 5,3% en el último año. En el quinquenio cerrado a 2015 la tasa promedio de morosidad fue de 1%.

La participación en el crédito bancario por subsectores muestra principalmente a los siguientes: ganadería 29%, empresas agrícolas-ganaderas 21% y lechería 13%. Los productores lecheros y arroceros han contado con asistencia de los Fondos de Financiamiento y Recomposición de esas actividades.

En este marco el financiamiento bancario para el agro en 2017 fue menos accesible y con mayor requerimiento de garantías y cumplimiento de compromisos.

CONSIDERACIONES FINALES

Si bien en 2017 se incrementaron las inversiones y exportaciones agrícolas, se observan dificultades en la rentabilidad, competitividad y situación financiera de los productores, como lo muestra la baja del área sembrada -caída media de 10% anual en las últimas tres zafras- y el aumento de la morosidad del agro en el sistema bancario.

En el largo plazo en las decisiones de inversión de la agricultura es clave la rentabilidad esperada y en especial la evolución de los precios que impactan en resultados económicos y finanzas de los productores. Se agrega también la incidencia negativa de altos costos de producción agrícolas en dólares por la trayectoria de un tipo de cambio estable y de aumentos de energía y salarios. En el contexto actual las empresas agrícolas en 2017 tienen rentabilidad nula o negativa, a excepción de los productores de soja con altos rendimientos productivos.

La evolución de los precios internos y de la cotización del dólar en Uruguay ha determinado una importante pérdida de competitividad. Los datos del Banco Central presentan una pérdida efectiva global en el tipo de cambio real de 25% desde 2009. Por su parte, estudios de OPYPA respecto al tipo de cambio real agropecuario -que consideran la evolución de precios mayoristas agropecuarios y la cotización del dólar respecto de los socios comerciales del agro- muestran una caída de 15% desde 2009.

El índice de inversión en maquinaria agrícola (IDIMA) y el índice de productividad ponderada agrícola (IPPA) son elaborados por CARLE & ANDRIOLI desde 2009.

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